Los sindicatos denuncian las crecientes agresiones hacia los médicos

? Los españoles parecen haber perdido el respeto y la aprensión que tradicionalmente les inspiraba el médico. Cada vez más los facultativos lidian con gritos, amenazas e intentos de chantaje. La hostilidad hacia el personal médico por parte de los usuarios de la sanidad no se limita a violencia verbal. En los consultorios están creciendo los agarrones, forcejeos y lanzamiento de objetos contundentes, según denuncia la sección madrileña de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM). La violencia es especialmente acusada en los ambulatorios y en los servicios de urgencia de los hospitales, si bien también se han producido casos en las visitas a domicilio y entre los pacientes internados. Aunque no existen estadísticas fiables sobre el asunto, lo cierto es que la presión asistencial está azuzando el hostigamiento hacia los profesionales sanitarios. CESM-Madrid recibe cada año más de un centenar de denuncias sobre agresiones a trabajadores de la sanidad. Al Colegio Oficial de Médicos de Madrid también han llegado comunicaciones similares. Según fuentes de la CESM, el número de denuncias de malos tratos a médicos experimenta un crecimiento progresivo desde hace una década. La confederación sindical informa de que el 50% de los médicos de Madrid ha recibido algún tipo de amenaza, mientras que el 2% reconoce haber padecido agresiones físicas. Los barrios periféricos, sobre todo los afincados en zonas marginales, registran más violencia que los ambulatorios del centro urbano. En los centros sanitarios privados se producen muchas menos agresiones que en los públicos, a pesar de que también sufren una fuerte demanda asistencial. En los hospitales, el hostigamiento de los médicos, ya sea a cargo de pacientes o familiares, se produce especialmente en urgencias, servicios en los que se acumula mucha tensión y donde las largas demoras crispan los nervios de los usuarios. Los individuos agresivos que piensan que han sufrido una merma de sus derechos son proclives a expresar su irritación a través de violencia verbal, señala el sindicato. Para la CESM, una de las raíces del problema estriba en la confusión que genera el derecho a la asistencia sanitaria.