Peregrinos a cuerpo de rey

Desde luego, hay maneras muy distintas de recorrer el Camino de Santiago. Hacerlo pedaleando no es extraño, ni tampoco lo es integrado en un pelotón de amigos o. simplemente, compañeros de viaje. Pero ya es menos corriente que este pelotón esté integrado por 140 peregrinos ciclistas, y que ninguno lleve sus pertenencias sujetas a la bicicleta porque, desde que salieron de Roncesvalles el pasado día 20, viajan acompañados por una dotación de 30 personas, equipados con una ambulancia y dos profesionales sanitarios, un vehículo para transportar los equipajes, otro para llevar las bicicletas de vuelta y un tercero para los mecánicos que solucionan cualquier avería eventual. Este preparado contingente, que ayer llegó a León, no colapsa durante su itinerario los albergues de las localidades por donde trascurre la Ruta Jacobea. Al contrario, se alojan en hoteles de tres y cuatro estrellas donde reposan tras recorrer en un sólo día distancias de hasta 115 kilómetros. Estas comodidades están siendo facilitadas por la Fundación Caja Navarra, que patrocinó esta actividad por primera vez en 1998. Para disfrutar de todas ellas, el precio de inscripción que los peregrinos deben pagar varía entre los 600 y los 790 euros, incluyendo todos los alojamientos. Hoy, este numeroso pelotón abandona León para dirijirse a Ponferrada. Después irán a Sarria y de allí a Santiago de Compostela, a donde esperan llegar el próximo miércoles. El perfil del grupo es variopinto, con edades comprendidas entre los 23 y los 73 años. Sólo participan dos mujeres. Juan Carlos Urtasun, responsable de la organización, agradece estas condiciones privilegiadas que están disfrutando, y que «hacen que más personas mayores se hayan animado a la aventura». La etapa entre Carrión de los Conde y León transcurrió ayer con normalidad. A lo largo de los 110 kilómetros se produjeron los cotidianos dos o tres pinchazos y las temperaturas fueron perfectas, en comparación con las tormentas que tuvieron que atravesar durante su recorrido a través de Navarra. Entre etapa y etapa, estos peregrinos no renuncian a las visitas culturales, salir a cenar fuera o a ir de «tapeo» por León. Según Juan Carlos Urtasun, «en contra de lo normal, podría hacer que algunos regresáramos con un par de kilos de más». Recorrer los 810 kilómetros que separan Roncesvalles de Santiago a un ritmo digno de vuelta ciclista merece tales comodidades.