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La idea se ha acogido con aplauso en la patronal y con rechazo de los comunistas y sindicalistas

El Gobierno francés pretende eliminar un festivo para ayudar a los ancianos

La ola de calor manifestó las condiciones en que viven las personas mayores en Francia

ERIC HADJ

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efe | parís

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La idea lanzada ayer por el Gobierno conservador francés de eliminar un día festivo del calendario para financiar los cuidados a los ancianos ha tenido una acogida muy dispar, que va desde el aplauso de la patronal hasta el rechazo frontal de comunistas y sindicalistas. A imagen de Alemania, que suprimió la fiesta protestante del 19 de noviembre del «Buss und Bettag» para atender a sus mayores, las autoridades francesas barajan copiar esa medida para el «plan de solidaridad» que preparan tras la mortal ola de calor que puede haber causado más de 10.000 fallecimientos, en su mayoría ancianos. El secretario de Estado para las personas mayores, Hubert Falco, precisó que «sería un día trabajado en beneficio de la solidaridad nacional», pues las cotizaciones sociales recaudadas durante esa jornada se destinarían íntegramente a financiar las ayudas a los ancianos e incluso a los incapacitados. Ese es, en concreto, el modelo alemán que rige desde 1995, cuando el Estado decidió borrar del calendario laboral el festivo que equivale al Día de Todos los Santos para los católicos, aunque en el caso germano sólo se retienen las cotizaciones de los empresarios y no las de los trabajadores. Falco indicó que el fin de la medida en estudio, «entre otras muchas», es que las cotizaciones sociales correspondientes a ese día adicional se sumen a los fondos destinados a mejorar el cuidado de los ancianos, ya sea en residencias o en sus domicilios. Los ingresos extras que esa medida pudiera suponer no han sido divulgados y el Gobierno, que ha aplazado hasta octubre la presentación de un futuro programa plurianual «vejez y solidaridad» para los ancianos, no ha determinado cuál de los once días festivos del calendario francés puede ser «sacrificado». Algunos, como la secretaria de Estado para los incapacitados, Marie-Thérése Boisseau, se ha aventurado a sugerir el lunes de Pentecostes (fiesta religiosa), mientras que otros apuestan por el 8 de mayo, aniversario de la capitulación de los nazis en 1945. Esta es la única idea concreta que salió anoche de una reunión con expertos en geriatría y miembros del Gobierno, con el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, a la cabeza. Raffarin se ha comprometido a buscar financiación para la iniciativa «vejez y solidaridad», también conocida como el «plan Marshall» para los ancianos, después de que la ola de calor de principios de este mes pusiese de manifiesto las malas condiciones en que viven muchas personas mayores en Francia, sobre todo en las grandes ciudades. Debido a la canícula, miles de ancianos fallecieron en asilos o en sus domicilios y los familiares de entre 300 y 400 de los que vivían en París no han reclamado aún sus cadáveres, lo que ha obligado a crear una «célula de crisis» para localizarles. El proyecto de que los franceses trabajen un día más al año ha recibido el apoyo entusiasta del presidente de la patronal Medef, Ernest-Antoine Seilliere: «¡Es formidable! La idea de que se van a solucionar los problemas trabajando más en nuestro país es una gran novedad». Para los comunistas, en cambio, se trata de «una nueva provocación».