No había sucedido nunca, pero la noche neoyorquina dejaba las escenas más polémicas de la gala. La consagrada diva Madonna compartía escenario con Christina Aguilera y Britney Spears.
Las niñas del pop, vestidas de blanco para la ocasión, homenajeaban a la reina celebrando los 20 años de la famosa canción "Like a virgin". Pero, la sorpresa estaba por llegar...
La "ambición rubia", que había aparecido de una tarta nupcial, ponía el broche de oro a la actuación cuando daba un jugoso beso a la otra rubita, Britney Spears.
La morena del escenario también recibió su mimo, mientras los asistentes y los espectadores se quedaban clavados al asiento por el espectáculo.
Las cámaras, muy avispadas, enfocaban inmediatamente al ex novio de Spears, Justin Timberlake, que intentaba mantener la compostura. Justin recogía más tarde su galardón por el mejor video masculino.
El huracán Aguilera demostró una vez más su imagen de 'chica mala'.
Por el contrario, Britney Spears, admirada y criticada por sus comentarios sobre su virginidad, abandonaba su tipificada apariencia de inocente. Por muy de blanco que fuera, ya se sabe que el hábito no hace al monje.
Pese a las gafitas de niño bueno, el rapero Eminem daba a la noche su genuino toque. Aparecía en el escenario dialogando con un muñeco. Hasta aquí, todo perfecto...
El cantante más polémico de los últimos tiempos arremetía contra el muñeco, algo que no estaba planeado. Al final, bronca con el responsable de la marioneta. ¡Normal!
Y de raperos iba la noche, pues Snoop Dogg llegaba a la gala con dos acompañantes. Aparte del vestuario de las feminas, el cantante parecía orgulloso de pasearlas, literalmente, con dos correas de perro. ¡Increible!
El premio más importante de la velada, el del mejor video absoluto, se lo llevaba ella, Missy Elliott. Con ocho nominaciones, se prometía una de las bazas más importantes de la gala.
Finalmente, sólo se llevo dos astronautas, que no fue poco. El premio absoluto y el de mejor video de Hip-Hop.
También en lo relativo a galardones, la protagonista fue Beyoncé, anterior componente de "Destiny"s Child", que se llevó a casa tres de los cinco premios a los que optaba.
Y entre los asistentes, Kelly Osbourne con una camiseta que rezaba 'joven, dispuesta e impaciente', además de la diademita de princesa.
Como la música gusta a todos, también se dieron cita las hermanas Williams. Serena y Venus se encargaron de entregar un galardón.
Cuando llegó la hora del cierre, las anécdotas se contaban por decenas. El mundo de la música demostraba, una vez más, que el mercado discográfico exige mucho más que acordes, pide también espectáculo.