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Los ingenieros informáticos avisan de los efectos indeseados de la medida

Las patentes de software de la UE perjudicarán a las pymes

Las grandes empresas serían las beneficiadas al quedar bloqueado el desarrollo de la programación libre

Publicado por
Jesús María López de Uribe - redacción
León

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La Unión Europea está a punto de dar un enorme mazazo a la innovación y a la libertad de creación, ya que el próximo mes de septiembre podría aprobar la adopción de las patentes de software en su legislación, al igual que Estados Unidos. La medida es apoyada por el Grupo Popular Europeo, con mayoría, por lo que las protestas parece que van a servir de poco. El caso es que este grupo, más vinculado al sector empresarial que los demás, le hace el juego a las grandes empresas que sólo tendrán que poner dinero por las ideas de otros y patentarlas para exigir un canon por que los que programen de forma libre utilicen las mismas soluciones aunque las hayan pensado por separado. Es decir, que la medida de patentar el software provocará que las grandes empresas tomen el control de la programación y así impidan el desarrollo de pequeñas y medianas empresas que trabajan todos los días codificando herramientas informáticas a medida. Es decir, que podría darse el absurdo caso que British Telecom, la que tiene la patente sobre los hipervínculos -conocidos más por el vulgo como los enlaces de Internet, aunque pueden servir para distintos documentos-, cobrara a todos los internautas por usarlos. La Asociación de Ingenieros en Informática española advertía la semana padada en una nota de prensa de los perjuicios que podría acarrear la aprobación de la medida. Los ingenieros advierten que mientras España es una potencia en derechos de autor -como se protegen el código y los programas ahora- no lo es en patentes. «¿Nos van a obligar a pagar por ideas triviales? ¿Van a patentar las matemáticas, la física y el conocimiento?, se preguntan. El Grupo Popular Europeo defiende, no obstante, que la medida protegería a las empresas de la piratería. Para los ingenieros la cuestión es sencilla: «Las patentes, del siglo XIX, sirvieron para proteger a quien investigó un nuevo método de fabricar acero, pero no para que los barcos pagaran a Arquímedes por su principio.