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Los países pobres?no?recibirán todavía fármacos?genéricos por discrepancias de algunos miembros de la OMC

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efe | ginebra

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Un acuerdo que habría permitido la importación por los países pobres de los medicamentos genéricos patentados por la industria farmacéutica se frustró ayer debido a diferencias de interpretación expresadas en el último momento por varios miembros de la OMC, como Argentina, Venezuela y Filipinas. El acuerdo, que horas antes había recibido la luz verde del Consejo de Propiedad Intelectual y Comercio de la Organización Mundial del Comercio tras ser negociado por EEUU, Brasil, la India, Suráfrica y Kenia, no fue aprobado finalmente en la madrugada de ayer por el Consejo General, como estaba previsto. En declaraciones, el presidente del Consejo General, órgano supremo de la OMC, el uruguayo Carlos Pérez del Castillo, reconoció que necesitaba tiempo para seguir haciendo consultas con los países miembros. «Queremos un buen acuerdo que reconcilie los diferentes puntos de vista», señaló. Por su parte, el embajador de Argentina ante la OMC, Alfredo Vicente Chiaradía, dijo que «nosotros partimos de que, en un ejercicio como la aprobación de un documento, la base tiene que ser el diálogo». El diplomático afirmó que su país quiere «una aprobación rápida del acuerdo», pero agregó que el resultado final debe basarse en un «entendimiento colectivo». Una serie de países habían querido hacer declaraciones expresando sus interpretaciones del documento antes de que Pérez del Castillo leyera el texto del preacuerdo alcanzado anteriormente por el grupo de cinco estados negociadores. Ninguno de los diplomáticos se atrevió a vaticinar si el tema seguirá discutiéndose hasta la reunión ministerial de Cancún (México), del 10 al 14 de septiembre. Algunos países, como Venezuela y Filipinas, habían planteado interrogantes sobre las implicaciones negativas que la interpretación de este texto pudiera tener para sus políticas industriales. El texto leído por Pérez del Castillo añadía una serie de nuevas condiciones y restricciones a un acuerdo anterior, preparado por el embajador de México, que había obtenido ya el consenso de todos los países con excepción de Estados Unidos. La administración de Washington, presionada por su poderosa industria farmacéutica, que financia las elecciones había exigido garantías específicas para evitar posibles abusos y el desvío de los fármacos importados bajo ese sistema a terceros mercados. En virtud de este nuevo documento, los países se comprometen a utilizar el nuevo sistema «de buena fe», exclusivamente para «proteger la salud pública» y en ningún caso «para perseguir objetivos de política industrial o comercial».