Diario de León

La mayoría de las víctimas suelen ser mujeres de más de 75 años que conviven con su agresor

El 5% de los mayores de 65 años sufre el maltrato de sus familiares

La cifra de hijos que maltratan a sus progenitores ha subido un 472% entre 1995 y 2001

Publicado por
Arantxa Prádanos - madrid
León

Creado:

Actualizado:

El maltrato a los niños escandaliza a cualquier sociedad civilizada; el de las mujeres, mucho menos, aunque tanto uno como otro son ya fenómenos de contornos visibles. El maltrato a los ancianos es tan real como los dos primeros pero no ha adquirido aún la relevancia que merece por la magnitud de un problema que va a más. El cónyuge y, sobre todo, los hijos, suelen ser los principales agresores. Entre un 4 un 5% de los mayores de 65 años sufren maltrato en el mundo. La cifra, extrapolada de distintos estudios internacionales, es aplicable también a España, donde casi 7 millones de personas superan esta edad. Un cálculo aproximado arrojaría un saldo de casi 350.000 mayores abusados. Se trata de estimaciones de un fenómeno aún subterráneo, del que «ni siquiera asoma la punta del iceberg», en palabras de José Sanmartín, director del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia. De hecho, los registros oficiales del Ministerio del Interior y de los servicios sociales y sanitarios de las Comunidades Autónomas ofrecen cifras mucho menores, de unos 3 casos por cada 10.000 personas mayores. La tasa es similar a las del maltrato a niños en la familia; la conciencia social, política y jurídica del fenómeno, no. En buena medida, explican los expertos, porque los ancianos son entes invisibles, arrinconados en una sociedad que consagra la juventud como un valor absoluto. También, porque hay muy pocas denuncias contra este tipo de violencia, las que hay proceden de fuentes externas, servicios sanitarios, sociales, familiares, etc, y hablan del maltrato más visible y detectable, el de índole física. «No es el peor», señaló Sanmartín en la presentación de las jornadas internacionales sobre Violencia contra personas mayores que se celebrarán en Valencia el 18 y 19 de septiembre. Existe el maltrato psicológico, «que es el dominante», las amenazas, los desprecios, la falta de cuidados; el sexual, nada desdeñable; y el económico, muy habitual ya que un alto porcentaje de los maltratadores mantiene una relación de dependencia económica con la víctima, a la que expolian pensiones, patrimonio y otros bienes. A la pregunta de quién maltrata, los estudiosos del Centro Reina Sofía contestan con rotundidad. «El agresor es el cuidador», denuncia Sanmartín. Los perfiles varían en función del tipo y la gravedad de las agresiones. El maltrato más duro lo practican casi siempre los hombres, en 8 de cada 10 casos. Suelen ser familiares cercanos de la víctima, el marido o compañero en un 30% de los supuestos, y el resto otros deudos, en especial los hijos, que acostumbran a depender económicamente de la víctima. Según cálculos orientativos del Centro Reina Sofía, entre 1995 y el 2001 el maltrato de ancianos por parte de sus hijos creció -dijo Sanmartín- «un 472%» en España. El drama tiene lugar en el domicilio familiar, escenario también de uno de cada 5 homicidios de mayores de 65 años. Cuando el maltrato es «sólo» negligente, las culpables suelen ser mujeres, al ser el cuidado de los ancianos en el hogar una tarea aún abrumadoramente femenina. Las víctimas son, también, mayoritariamente mujeres, 2 de cada 3, mayores de 75 años, dependientes física y psíquicamente de sus verdugo, con el que conviven. El maltrato en residencias geriátricas es una realidad aunque menor, dado el bajo porcentaje de ancianos dependientes ingresados en este tipo de establecimientos en España, menos del 5%. Aún así, los expertos denuncian la falta de vigilancia y medios de inspección en estos centros, poco cualificados. La violencia de cualquier tipo contra los ancianos es una lacra creciente. España es una sociedad vieja, con 7 millones de mayores de 65 años, y lo será aún más en las próximas décadas. La ciudadanía debe tomar conciencia.

tracking