La contaminación acústica afecta negativamente a la salud, tanto física como psicológica
El ruido: un sonido sin valor
La contribución del transporte, público o privado, al ruido urbano alcanza el 75% del total
Vivimos en una sociedad con altos niveles de sonidos no deseados que llegan a nuestros oídos sin que a veces nos demos cuenta. La mayor parte están producidos por coches, camiones, motos, autobuses, trenes o aviones, calculándose que la contribución del transporte al ruido urbano alcanza el 75% del total. Los expertos reconocen que somos el país más ruidoso de Europa, en el que el 95,4% de las viviendas sufren ruidos diurnos superiores a 55 decibelios y nocturnos superiores a 45 decibelios, siendo el tráfico el principal problema. En los últimos diez años se ha incrementado del 15% al 26% el porcentaje de población expuesta a elevados niveles de ruido (por encima de 65 decibelios) afectando de forma negativa a la calidad de vida de los ciudadanos. Desde que en 1980 fue considerado por la OMS como un perturbador ecológico, la contaminación acústica está considerada como el sexto problema medioambiental más preocupante de nuestros días y, en exceso, puede ocasionar graves problemas a nuestra salud, tanto física como psicológica. Así, mientras en los niños llega a provocar daños en sus oídos, en los adultos aumenta los síntomas relacionados con el estrés (nerviosismo, dolores de cabeza y espalda), produciendo además, insatisfacción, irritación, insomnio y problemas cardiovasculares. La lucha contra el ruido Para conocer el nivel de ruido que soportamos, la Consejería de Medio Ambiente han elaborado los mapas sonoros de las localidades de la Comunidad con más de 20.000 habitantes. Se trata de una herramienta de control ambiental que permite diagnosticar la situación de la contaminación acústica en dichos municipios, compararla con otros núcleos de población y determinar los posibles problemas que se puedan generar a los ciudadanos. Entre las conclusiones obtenidas destaca que los ruidos provocados por motos, camiones de basura y el tráfico son las principales quejas de los ciudadanos. Esta circunstancia se produce especialmente en los cascos históricos de las ciudades cuya configuración de calles estrechas aumenta la reverberación y, con ella, las molestias a los vecinos. Además, se ha podido constatar que en los días de fiesta muchas personas soportan niveles acústicos por encima de lo recomendable. Ahora son los ayuntamientos los que tienen la palabra para establecer programas de actuación en la lucha contra el ruido a través de acciones puntuales en zonas críticas como hospitales y colegios, o mediante cambios en la planificación urbana. Por su parte, desde la citada Consejería está previsto elaborar un proyecto de Ley del Ruido que tendrá en cuenta la recientemente modificada legislación estatal, desarrollándola y adaptándola a las características de nuestra Comunidad. Además, introducirá las medidas correctoras en aquellos proyectos susceptibles de generar contaminación sonora y apoyará las líneas de investigación encaminadas a un mejor conocimiento del problema, así como al desarrollo de técnicas y materiales que reduzcan el nivel sonoro y las vibraciones.