Contaminación acústica

Son muchas y muy variadas las soluciones para combatir la contaminación acústica. A nivel local, los ayuntamientos deberán tener en cuenta los niveles de ruido antes de conceder licencias y valorar en los pliegos de contratación de los servicios municipales y obras la emisión de ruidos por parte de equipos y máquinas. En cuanto al tráfico, las soluciones pasan por reducir la velocidad, instalar pantallas acústicas, mejorar el pavimento, potenciar el transporte público o peatonalizar las calles. Con relación a los camiones de basura sería deseable la recogida durante el día y contratar empresas que implanten procedimientos más silenciosos. Respecto al ferrocarril, la mejor solución y la más costosa es el soterramiento, aunque en muchos casos sería suficiente colocar pantallas acústicas. Y para las motocicletas más ruidosas se podría establecer un control de emisión de las particulares y valorar el impacto antes de conceder la licencia municipal en el caso de que formen parte de una actividad. A nivel individual también podemos aportar nuestro granito de arena y tener en cuenta el ruido que hacemos para respetar el silencio de los demás. Para ello, los expertos recomiendan evitar los lugares de ocio ruidosos; bajar el volumen de la televisión, radio o equipo de música; no hablar alto ni gritar; utilizar el claxon solamente cuando sea necesario; procurar que los animales domésticos no molesten a los vecinos o apagar la televisión durante las comidas para conversar. Y si estamos en el campo, el ruido excesivo, aparte de asustar y molestar a la vida silvestre nos impedirá escuchar sonidos tan agradables como el de los pájaros, el agua o el viento en los árboles. Y es que, en definitiva, el ruido no es más que un sonido sin valor.