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| Reportaje | Conservación de especies |

Estrategias para no desaparecer

Publicado por
T. Fernández - león
León

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Aunque la legislación confiere a las Comunidades Autónomas el desarrollo de planes para la recuperación y conservación de las especies en peligro de extinción, el Ministerio de Medio Ambiente se encarga en algunos casos de impulsar su elaboración. Así, a la aprobación de las referidas al lince, el oso pardo, el águila imperial ibérica y el quebrantahuesos se unirán las de otras cinco que también atraviesan una delicada situación. Se trata del lobo, el visón europeo, el urogallo, el águila perdicera y la pardela balear con la esperanza de evitar que pasen a formar parte de la leyenda o de la fauna legendaria española. A pesar de la expansión del lobo en las últimas décadas, en especial al norte del Duero, las poblaciones situadas al sur (Cuenca, Guadalajara, Sierra Morena) se encuentran aisladas y se enfrentan a un incierto futuro. La futura Estrategia pretende alcanzar un equilibrio entre los daños que provoque y los que pueda recibir y llegue a convertirse en un recurso que garantice aún más su conservación. En cuanto al visón europeo, la única población viable se distribuye por el suroeste de Francia y el norte de España (Burgos, Soria, La Rioja, Álava, Navarra y, de forma esporádica, Aragón y Cataluña). La presencia del visón americano, una especie foránea, se encuentra detrás de esta recesión ya que al tener mayor tamaño y agresividad le está desplazando de su hábitat y, a la vez, transmitiéndole una enfermedad vírica que también afecta a otros mamíferos acuáticos como el turón o la nutria. Aves en declive El urogallo cantábrico ha reducido su población por la pérdida de hábitats, la parcelación de sus áreas de distribución, la explotación mal planificada de los bosques y el cambio climático. Además, el comportamiento de los machos durante la época de celo así como su belleza, originaron que fuesen piezas codiciadas por los cazadores que, unidos al furtivismo, provocaron la total desaparición en muchos puntos de la Cordillera Cantábrica. En cuanto al águila perdicera, cuyo hábitat es el bosque mediterráneo, se estima una población de unas 800 parejas, la mayor parte distribuidas entre Extremadura y la franja mediterránea entre Barcelona y Cádiz. La persecución por parte del hombre, los choques contra los tendidos eléctricos y la reducción de especies como el conejo, esencial en su alimentación, están detrás de su regresión. La pardela balear, un ave marina cuya población no supera las 2.500 parejas también contará con su plan de conservación. La depredación, la caza ilegal, la urbanización de las costas y los vertidos de hidrocarburos son las principales amenazas que sufre la especie.