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Publicado por
León

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A pesar de las medidas preventivas, las piezas dentales pueden verse afectadas por la caries, una enfermedad relacionada con el efecto nocivo de los carbohidratos que son metabolizados por las bacterias existentes en la boca. El resultado es un descenso en el pH de la superficie dental con la consiguiente pérdida del calcio y fósforo (desmineralización), que puede ser reversible si aumenta el pH de la saliva por la presencia de flúor. Pero si el proceso se prolonga, el resultado es la aparición de una cavidad. Para solucionar el problema, la solución es acudir al dentista, que se encargará de colocar empastes en las piezas dañadas. Las amalgamas dentales (empastes plateados) están compuestas por una mezcla de plata, estaño, cobre y mercurio. Las resinas plásticas o composites (empastes blancos) se preparan mezclando plástico del mismo color que el diente relleno de vidrio y se utilizan principalmente para mejorar estéticamente la sonrisa (cambiando el color de las piezas dentales) o remodelar los dientes desfigurados. También se utiliza la funda de porcelana, un revestimiento cerámico que se coloca en la parte frontal del diente para modificar su forma, tamaño o color; la corona, para cubrir un diente roto que no ha sido empastado, y el revestimiento de oro, que supone una inversión bastante más elevada que en los anteriores casos. Conviene recordar que el empaste de un diente o una muela no es la solución definitiva porque sólo la adecuada higiene bucal después de las comidas y una alimentación adecuada, sin abusar de los dulces, evitarán que la caries vuelva a hacerse presente. En cuanto a la duración del empaste, además de depender del material empleado (la amalgama dura más que el composites), se debe tener en cuenta el estado del diente o la profundidad de la caries.

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