Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

Se vende suelo público para comprar cañones

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VICTORIANO CRÉMER
León

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YO NO SÉ todavía si lo de vender suelo público, o sea parcelas pertenecientes al patrimonio general del país, es lícito o ilícito. Unos me aseguran que todo organismo con uso de razón y necesidades presupuestarias puede, si dispone de ello, vender terrenos, locales, palacios, ruinas históricas y hasta cadáveres. Siempre naturalmente, que el importe de esta mercadería se dedique a funciones propias del sexo del Organismo o Sociedad metida en tal chalaneo. Por ejemplo, el Ayuntamiento de León o la Excelentísima Diputación que en paz descansen, pueden si quieren vender hasta el aire si lo necesitan para equilibrar presupuesto trastabillados o para dotar de sueldos y dietas más congruas para la seguridad económica de los protagonistas en el reparto de la comedia. Si el vendedor, por ejemplo, es un decir que se dice, acogiéndose a su real gana y abierta voluntad vende en pública plaza de abastos, parcelas, polígonos y hasta términos municipales en buen estado, para con el importe del trapicheo, levantar escuelas, sanatorios, residencias gratuitas para ancianos o casas de acogida para mujeres a la deriva y para niños sin teta que llevarse a la boca, hasta los más exigentes y críticos acabarías por aceptar la operación, porque en el mejor entendimiento de la democracia los bienes comunes son o deben ser para beneficio del común. Y no para ponerse las botas de montar o para que un personaje arrancado de alguna película de acción, adquiera cañones, metralletas y navajas cabriteras para hacer su guerra. Esto no solamente es ilegal, sino que es canallesco. Pues, con todas las reservas debidas a mi supina ignorancia en materia de armamento, de guerras y de derechos bélicos, es lo que, según las referencias periodísticas que nos llegan por vía aérea, nos está sucediendo a escala nacional. El señor Ministro de todas nuestras guerras presentes, Excmo. Sr. Don Federico Trillo, ha entendido que es perfectamente legal y hasta aconsejable que los ejércitos dispongan de tanto armamento como sea necesario para aparecer en los partes televisivos, como gobernantes previsores y ejemplares, dispuestos a vender la propia camisa por un carro de combate capaz de arrasar. De acuerdo con esta doctrina, el Ministerio de Defensa, que dirige Don Federico, se dispone a subastar solares de propiedad común o pública, (aunque aparezca como patrimonio del Instituto Armado que fuere) por unos cuatrocientos mil millones de euros, de dólares o de florines. La otra parte contratante, se opone y desde Castilla-La Mancha, con el señor Bono al frente, declara que a lo que los españoles tiene derecho y necesidad es a una vivienda digna y no a una guerra digna, a una escolaridad y no a un cañón... La aterradora doctrina del técnico de la guerra, «Si quieres la paz prepárate para la guerra», ha debido hacer mella en el pensamiento político del señor Ministro y de prosperar esta tendencia, llegaremos a construir un país armado hasta los dientes, artillado con los mejores cañones del mercado y con un ejército profesional capaz de demostrar su eficacia en cualquier parte del mundo. Será terrible, pero espectacular, sin que para empañar tanta gloria sea necesario recordar, por ejemplo, que el cupo de obreros parados se mantiene en sus líneas más alarmantes, que no hay Colegios suficientes y bien dotados para todos, que las esperas en los hospitales son de muerte, que nos estamos quedando sin patrimonio propiamente dicho, vendido a voleo para equiparnos para las guerras de Bus y que aunque no tan solo de pan vive el hombre, tampoco vive de tanques. ¡Por favor, Don Federico! ¡Menos cañones y más pan blanco! Que decía aproximadamente aquel gallego del Ferrol del que todos tenemos memoria.

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