Lejos de Villalar

EL AYUNTAMIENTO de León no quiere formar parte de la fundación Villalar, un ente que trata de favorecer el sentimiento castellano-leonés. El asunto de fondo es muy viejo, y probablemente aburrido, y quien sabe si también estéril, pero podría ocurrir que yo estuviera muy equivocado en estas apreciaciones, y con la intención de informarme mejor he querido que hablen otros, los que saben, y después de mucho trasegar por libros y periódicos, revistas y panfletos y hasta testimonios radiofónicos, he reunido una sarta de opiniones de las que no se puede sacar nada en limpio, pero sí en sucio, lo que a veces es más divertido. Que hablen, pues, quienes han reflexionado sobre las dos almas sociológicas que coexisten en la meseta del Duero: «Castilla y León llevan más de mil años juntos. Unidos contra el Islam y contra la disgregación de la patria. Castilla y León, además, se funden en lo humano y lo físico en sus borrosas fronteras -la multiprovincial Tierra de Campos, la silenciosa Armuña-. ¿Cómo es posible, pues, que tras mil años de unidad política y social, no exista el sentimiento castellano-leonés?» (Ramón de Garcialuna, cepedano de Quintana de Fon, profesor de bachillerato y autor de la «Historia Cívica del Núcleo de España»). «El Bierzo es Galicia. El Sil manda y los bercianos obedecemos. Somos gallegos y lo leonés nos resbala. Es una caperuza que nos puso la historia. En consecuencia, nos da lo mismo Villalar que Melilla; Villalar que la isla del Hierro» (Entrevista radiofónica a Luis de Cueto-Campelo, ensayista cacabelense). «El Bierzo no es León ni Castilla, ni Asturias ni Galicia, menos aún el Portugal del Norte como llegó a afirmar un hombre errado, un tal César Gavela. El Bierzo es sólo el Bierzo, y casi ni siquiera eso, pues ni Ancares ni Fornela lo son plenamente, ni el valle del Selmo ni el del Valcarce. Todos esos territorios son otras regiones, minúsculas pero otras. El Bierzo es el rombo que tiene sus límites en Villafranca, Peñalba, Fabero y Bembibre, y todo lo queda fuera es el oscuro mundo de los otros. Y para ese rombo reclamamos la independencia autonómica. Región a solas, cien mil habitantes felices y la capital en su justo centro, Fuentes Nuevas» (Panfleto del Partido Esencialista del Bierzo, elecciones 2003). «El Bierzo es España, cualquier otra identidad repele a la razón. Tan española es Ponferrada como Mahón, Lekeitio como Lepe. España es lo que existe y a poco que uno observe, verá que da lo mismo un lugar que otro. Que igual triunfa -es un decir- Tamara (la de la madre) en Orihuela que en Lizarra; en Madrigal de las Altas Torres que en Montserrat, y que con idéntica pasión es aplaudida la otra Tamara (la que canta boleros, la que sabe cantar) en Sos del Rey Católico que en Zafra, en Monforte de Lemos que en Campo de Criptana. De modo que el pueblo es el mismo y su modestia cultural idéntica, pues en todas partes ganan el fútbol, los sucesos, la zafiedad y la telebasura. De modo que con sentirse español basta, y pronto ni siquiera eso. (Silo Castropetre, sociólogo anarquista, en declaraciones a la revista «La Deflagración Conveniente», Toreno 2002). «Soy berciano y leonés, tan leonés como berciano, y antes que berciano y que leonés, soy español. Lo de europeo, también me cuadra, aunque en un tono algo menor. Por lo demás, por leonés y berciano, siento a Castilla y a León como el mundo más cercano, y después de esta querencia, también declaro mi simpatía por Galicia y por Asturias. Añado por último que todos estos sentires son compatibles, y que por eso, como berciano y leonés, veo razonables los objetivos de la Fundación Villalar. (César Gavela, opinante ponferradino que se permite el lujo de cerrar esta lista de manifestaciones y que lo hace con un aire de ventajismo, probablemente censurable).