Todos los carros y pendones se concentraron en la plaza de Regla para ofrecer todo un espectáculo de color.
Los tradicionales bailes y las vestiduras a la antigua ausanza no faltaron a la cita.
Un grupo de jóvenes baila al son de la música tradicional leonesa.
La catedral leonesa volvió a ser el telón de fondo de esta fiesta popular.
El desfile recorrió los rincones más emblemáticos de la ciudad de León.
Los actos de San Froilán vienen a rendir homenaje al patrón de los leoneses.
El verdadero espectáculo llegó de la mano del centenar de pendones, procedentes de todos los puntos de la provincia.
Los mozos encargados de portar los estandartes demostraron tener una gran habilidad y fuerza en el manejo de los mismos.
El cielo de León se llenó de los alegres colores gracias a los pendones.
Este es el pendón de San Román de la Vega.
Ningún detalle se escapa del atuendo de los participantes del desfile de los carros engalanados.
Los carros eran tirados por bueyes, caballos y vacas.
El interior de los carros está decorado con auténtico esmero.
Fueron miles las personas que se congregaron en las calles leonesas para presenciar el desfile.
La gran afluencia de público hizo intransitable, durante unas horas, el Barrio Húmedo de León.
Trajes regionales típicos de León.
Varios ejemplares de burros de la raza zamorano-leonesa pusieron un toque de ternura al desfile.
El mastín leonés, perro típico de las tareas de pastoreo, tampoco faltó a la fiesta.
Uno de los actos principales de San Froilán son las típicas Cantaderas, en las que el Ayuntamiento de León y el Cabildo de la ciudad tratan de acercar posturas.
El concejal leonesista Javier Chamorro fue el encargado de defender la postura civil, frente a la divina, resalzada por vicario judicial adjunto Primo Lucio Panera.
Cientos de leoneses se congregaron en el claustro de la catedral para escuchar los argumentos de los dos bandos, que nunca llegan al entendimiento, como manda la tradición.
El origen de esta fiesta se remonta la victoria de Ramiro II en la batalla de Clavijo.