Nada corrientes

Las empresas eléctricas en nuestro país constituyen una mezcla de nacionalización, privatización, libertad y tutela tan confuso que, al final, son como la rana, que suscitó en el siglo XII profundos debates sobre si en realidad era carne o era pescado. El producto, o sea, la energía es privada, pero la distribución, la red, es pública. Hay libre competencia -je,je,je- por lo que usted puede decir con toda libertad que le traigan la electricidad desde Finlandia en lugar de consumir la de las empresas españolas, pero, claro, le van cobrar el transporte. Está claro que más libertad no se puede pedir. Un buen día, las empresas eléctricas que obtienen la energía a través de centrales térmicas dijeron que prefieren comprar el carbón procedente de las explotaciones de Sudáfrica, que les sale a la quinta parte del precio que pagan aquí, y entonces la Administración decidió que para no despedir a los mineros y que siguieran produciendo un carbón caro que no compra nadie, los consumidores de electricidad pagáramos un canon en el recibo de la luz. Solución perfecta porque así o pierde nadie: ni los dueños de las minas, ni los mineros, ni los dueños de las empresas eléctricas. Todo esto resulta algo tan peregrino como si, por ejemplo, el día en que a Zara le fallen las ventas paguemos en las mercerías un impuesto añadido cada vez que compremos un hilo o una cremallera, o si, al disminuir la demanda de vino embotellado, nos subieran el precio del agua que sale por el grifo. Por si fuera poco, los precios los vigila el Estado, gracias a lo cual en España gozamos de una de las tarifas más altas de Europa. Cuando las cosas se ponen negras en las empresas eléctricas, consecuentemente vienen los apagones. Ya lo hubo en Mallorca. Y en Barcelona. Dentro de poco vendrá un señor de aspecto muy serio, que dirá que si queremos que no ocurra lo de Italia que nos rasquemos los bolsillos y que no hagamos el gamberro cuando nos pongan una central nuclear enfrente de nuestra calle. Yo lo veo todo muy oscuro. Y eso que aún no han empezado con los apagones severos.