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CRÉMER CONTRA CRÉMER

León jacobeo municipal 2004

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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POR ALGO se empieza. La señora o señorita coordinadora de la Comisión Municipal Jacobeo 2004, tiene la amabilidad de enviarnos el texto de la Convocatoria del Concurso de logotipos del Jacobeo 2004, ciudad de León, y como nos ruega que demos a la noticia la máxima difusión y porque en resumidas cuentas el ceremonial Jacobeo puede ser una fuentecilla de ingreso por turismo sacro, lo hacemos mediante esta anotación. León fue desde siempre, ciudad principal entre las que caían y caen dentro de la Ruta hacia Santiago, por ver si el hijo del trueno, desde su campo de estrellas, se digna contemplar nuestras necesidades y nos ayuda a convertir un rito, una devoción, un motivo teológico para la salvación de las almas, en un negocio. O sea, que sin detrimento de los fervores que la singularidad del año, y su devoción y cumplimiento a la hora de restablecer la ruta del perdón, que era o es a lo que la peregrinación se refiere principalmente. León desde tiempos históricos fue siempre posada para peregrinantes. Aquí detenían su andadura los andantes y aquí ante la puerta del perdón de San Isidoro se cumplían rituales que en resumidas cuentas tenían por objeto principal que se tuvieran en cuenta a la hora de calificar y conceder perdones, la voluntad que la ciudad mantenía por hacer de su inclusión en la ruta, un motivo santo de obligado cumplimiento. Y no es que decayera el espíritu jacobeo con el tiempo, sino que la natural evolución de la sociedad alejó de la atracción jacobea, a muchos de los practicantes, quedando consecuentemente la ciudad de León, apagada y con escasos impulsos de renovación. Hasta que desde hace algún tiempo, los vientos nuevos de la peregrinación renovaron la importancia que León tiene en la ruta y los organismos -ayuntamiento, Diputación, Cabildo- advirtiendo lo que la práctica peregrina tenía de aliento para la reanudación del ceremonial, comenzaron a instrumentar los medios para que no solamente la práctica sagrada, sino el negocio que la peregrinación suponía se acrecentara. Y al parecer en esas estamos. El Ayuntamiento de León se dispone a patrocinar la composición de un logotipo, a fin de que la ciudad de León «posea un elemento identificativo propio del año jacobeo 2004, de acuerdo con la importancia que la ciudad tiene en el Camino de Santiago». Y oiga, sea cual fuere, el juicio que la iniciativa pueda merecernos a los unos, a los otros y a lo de más allá, esta tendencia renovadora de una más de las formas de nuestra peculiaridad es o debe ser aprovechada. Porque no es que digamos que la ruta santiaguista vaya a eliminar los déficits de nuestros organismos y dotarnos a los leoneses de los hospitales, casas de acogimiento, residencias y demás centros de ayuda a quien lo ha de menester, pero tampoco cabe suponer que, el Ayuntamiento, por ejemplo, se vaya a olvidar de las necesidades reales de la ciudad y sus alfoces para cubrir el boato de la peregrinación santiaguista. Que cada uno es cada uno y Dios con todos. El Camino de Santiago pasa por León, pero eso no es motivo para que nos entreguemos atados de pies y manos a la parafernalia sagrada de la peregrinación, dejando detrás de nosotros la estática inmovilista de una ciudad que ¡ay! cada día necesita con mayor urgencia y generosidad la ayuda de todos. Construyamos refugios para los peregrinos, pero también viviendas para las gentes sin techo y sin estrellas. Los caminos querida amiga, se hacen al andar.