EL PULSO Y LA CRUZ
Sopladores con puntería
AL COMENZAR a poner en orden los pulsos de estas cruces, estoy seguro de poder llenar la sección con un mosaico de pequeñas grandes noticias. Son el pálpito de la fe en nuestras tierras ye n el corazón de nuestras gentes. No tendremos necesidad de recurrir a asustarnos por futuros e hipotéticos documentos vaticanos que frenen la vitalidad litúrgica, ni a milagrosas salvaciones del patrimonio artístico, inducidas por un ángel de la guarda sinidentificar. Empecemos, como san Francisco, por rehacer la iglesia, o sea por poner ladrillos; después vendrá el aliento que les dé vida. Así ha ocurrido con la ermita de la Encarnación de Grandoso , entre Boñar y Cistierna: dos años de esfuerzo de «hacendera» (todos a una) les ha costado a los feligreses sacar adelante este edificio del siglo XIII. Lo mismo ha ocurrido con el santuario de la Virgen de la Zarza de Villamañán : ahora cuenta con nuevo aspecto, suelo de piedra, pintura y adecentamiento de los exteriores: Fueron los cofrades del Rosario los currantes, con la colaboración del Ayuntamiento que aportó los materiales. También la parroaquia de San Marcelo de León está acometiendo la restauración, recubrimiento y limpieza del templo y, en particular, de la torre de inspiración herreriana, deteriorada por el paso del tiempo, la acción de la maleza y la intromisión de las palomas. Y lo mismo en otros muchos lugares. Que los expertos hablen de secularización galopante. Que lo es. Pero rescoldos quedan de otros valores. Tal vez sólo haga falta soplarlos bien. Con tino, con puntería y a tiempo. Y que Dios asista a los sopladores. Con su aliento que es el Espíritu. Con lo que sopladores, alentadores y espirituales acaban por ser conceptos sinónimos. Piénsenlo, si no. Seguimos con restauraciones. En este caso de un bien mueble: la imagen de la Virgen de la Piedad de la Basílica de San Isidoro, también conocida como «la Virgen del Milagro». Ha corrido con los gastos la cofradía de Nuestro Padre Jesús Sacramentado y María Santísima de la Piedad, Amparo de los Leoneses (cojan aire), que, además de ser titular, la procesona en Semana Santa. La obra, llevada a cabo por la leonesa Beatriz Real, ha descubierto que se trata de una obra anterior a lo que se suponía: parece ser que hay que datarla en el siglo XVI, aunque ha padecido diversos repintes y añadiduras posteriores. Son los afanes de estar al día y de tapar la cara a las arrugas del tiempo. Lo llamativo es que el surco (la vejez) llega a ser bello y el afán de contemporaneidad es una ilusión tan efímera como el presente. Pero ahí queda el itnento de asentar no lo que se es sino lo que se representa. Como es el caso de la «Llama de la Humanidad», una iniciativa del ferroviario jubilado Santiago Fernández: este hombre ha tenido encendida una antorcha en memoria de los fallecidos en todos los atentados terroristas y, en particular, de los muertos en el 11-S de 2001. La instaló frente a la portada principal de San Isidoro, lugar que él llama «punto cero de los derechos humanos», y en la plaza de la Catedral y se ha comprometido cada año a seguir con esta idea. Un pequeño esfuerzo de imaginación y de buen hacer de un buen hombre que huele a Evangelio puro, sin las adjetivaciones que le acoplan los siglos. Gracias y que no se nos apague la llama. Y otras cosas con estilo lacónico. Felicitaciones para los cien años de la Adoración Nocturna de Ponferrada. Solera obliga. Idem para las Edades del Hombre, en Segovia, por el medio millón (ya rebasado) de visitantes, que se habrán sobrecogido con el humanismo divino del árbol de la vida. Ánimos sudorosos para los organizadores de la Jornada de Pastoral Obrera, que hoy mismo se celebra en el Seminario de Astorga y en la que son ponentes Gaudencio Domínguez, delegado de Apostolado Seglar de León, y José Luis Gómez Marcos, de la HOAC de León. Aplauso largo como una cuaresma para todos los hijos, vivos y difuntos, de la parroquia de Otero de las Dueñas, porque su templo ha cumplido cien años. Cara de sorpresa por el museo judío en que se convertirá la vieja iglesia de Puente Castro.Y cuerpo tieso y descansado para celebrar mañana San Froilán. No por la morcilla y los perdones, sino porque es el comienzo de la vendimia y la puesta en marcha del curso pastoral en León.