Agitar las aguas

NO TIENE que resultarle nada sencillo a Rodríguez Zapatero mantener la paz en su huerta socialista, ni mucho menos. Un día se entera por los periódicos de que el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, ha ofrecido gobernar conjuntamente con el PNV, y que el nacionalista Román Sudupe ha rechazado la oferta no se sabe por qué razón. Al día siguiente se entera, tal vez por la radio, de las declaraciones que ha efectuado Pascual Maragall sobre el agua del Ebro. Dice don Pascual, el señor del antiguo Reino de Aragón, que ni una sola gota de agua del Ebro será trasladada a las tierras de Levante por razones de equidad y de justicia, sencillamente, porque no saben emplear adecuadamente esas apetecidas aguas. ¿Se ha tirado de los pelos don José Luis, al observar estas actitudes tan escasamente solidarias? Pascual Maragall está en plena campaña electoral, y apura la menor posibilidad que se le ofrezca para sumar votos. Y es evidente que los catalanes del Delta del Ebro no son partidarios de que «sus aguas» sean llevadas a Murcia y Almería, acaso, como algún maledicente ha dicho, para regar campos de golf. Maragall ha estudiado bien las necesidades de agua que tiene Cataluña y cómo deberían afrontarse. Y naturalmente, son poco compatibles las desaladoras que quiere instalar en Cataluña con el envío de agua a Murcia. En cuanto a Odón, llueve sobre mojado en la capital guipuzcoana, con este personaje que parece tener un pie en el PSE y el otro en el PNV, y que oscila a un lado y a otro de la raya intermedia. Y en este instante en el que el Plan Ibarretxe fuerza a tocar a rebato contra el nacionalismo excluyente del PNV, es de la mayor inoportunidad ofrecer gobierno de coalición en Donosti a los hombres de Arzalluz e Ibarretxe. Sudupe ha rechazado la oferta, por fortuna. De haberla aceptado, ¿qué hubieran dicho los Aznar, Rajoy, Arenas, Mayor, Acebes y restante cabecera del PP? Hasta Esperanza Aguirre se habría subido al carro antisocialista, nuevamente, por causa de este «Odón que va por libre una vez más, y que tiene tendencia a inclinarse y entenderse con el nacionalismo euskaldún». Definitivamente, le faltará tila a don José Luis, a cuenta de sus correligionarios «librepensadores».