La progenitora niega que Protección de Menores la encontrara en Madrid mendigando con el menor
El niño de El Royo vuelve a un orfanato al estar «desamparado»
El juez que le devolvió a su madre biológica será quien decida nuevamente el futuro del pequeño
El calvario del pequeño Diego, el niño de El Royo, no parece tener final. Tras ser apartado de la familia de acogida en la localidad soriana de El Royo, Diego permanecía en Salamanca junto a su madre biológica, Margarita Bernal. Pero los problemas psicológicos de esta mujer y su inestabilidad han derivado en una nueva situación límite: Margarita fue sorprendida hace unos días por los servicios sociales de la Comunidad de Madrid pidiendo limosna junto a su hijo en el Metro, según fuentes de la Administración. A consecuencia del aviso, la Junta de Castilla y León decidió retirar al niño de la madre e internarle en un orfanato ante la situación de «desamparo». La noticia causó un enorme revuelo en Salamanca y en Soria. Mientras, la Junta de Castilla y León estudia recuperar la custodia del menor. Sin embargo, la última palabra la tiene el juez que adoptó la polémica resolución. Diego nació el 4 de enero de 1999 en Salamanca, pero a los pocos días ingresó en un centro de acogida porque los psiquiatras diagnosticaron que Margarita Bernal, de 44 años de edad, había sido declarada incapaz por padecer un trastorno bipolar, una enfermedad mental que causa cambios bruscos de ánimo. Por si fuera poco, su padre, Luis Lucas, padecía esquizofrenia. El progenitor se encuentra en la actualidad ingresado en el centro penitenciario psiquiátrico de Alicante cumpliendo una condena por incendiar su propia vivienda. A los cinco meses Diego fue trasladado al municipio soriano de El Royo, donde residen Carlos de Francisco, de 39 años, y Raquel Gómez, de 37. El matrimonio, que esperaba una adopción desde hacía años, estaba inmensamente feliz, aunque el régimen de tutela era de acogida o pre-adopción. El 19 de octubre del 2000, el Juzgado de Instrucción número 6 de Salamanca decidió separar a Diego de su familia de acogida. Fue internado en un centro de menores de la capital charra para que pudiera estar cerca de su madre biológica. Después de permanecer unos meses con una hermana de Margarita Bernal, el juez dictó una sentencia en la que se determina que el niño debe vivir con la madre, entre otros motivos, porque el contacto familiar sería beneficioso para su recuperación mental. Tras la revelación del último escándalo, Margarita Bernal explicó que no recordaba haber pedido limosna con su hijo. Ella dijo que estaba en una pensión con su hijo en la Plaza de Castilla; decidió abandonar el establecimiento hostelero aprovechando que su hijo estaba dormido, pero Diego se despertó y salió a caminar por las calles de Madrid, según su versión. Margarita Bernal respondió de forma contradictoria y extraña a diversas preguntas planteadas por un periodista de Localia Televisión. Al ser interrogada por el incidente de mendicidad protagonizado en el Metro de Madrid dijo: «Me gustaría que estuviera aquí mi hijo para que respondiera, porque yo le insisto en que nunca se deben decir mentiras». Y añadió: «Yo no he montado ningún lío en el Metro». Pero tras una pausa, admitió que «a lo mejor puede ser que sí, pero que yo recuerde no». Visita de su madre Más clara se mostró ayer, cuando visitó al niño en el centro de acogida de la Junta de Castilla y León en el que permanece desde el miércoles. Bernal acudió a las 18.00 horas al centro de acogida de menores María Dolores Pérez Lucas, de Salamanca, donde permaneció 45 minutos, dentro de un régimen de visitas tuteladas de dos horas al día similar al que había decretado el juez antes de concederle la custodia del pequeño. La madre se mostró muy tranquila y confiada en que la situación se resolverá a su favor «lo antes posible» y salió «satisfecha» de ver a su hijo, de quien dijo que se encuentra «muy bien y feliz». Además, negó que el Servicio de Protección de Menores de la Comunidad de Madrid la encontrara mendigando con el niño, que tiene cuatro años, pues «sólo descansaba en la puerta del metro», igual que lo ha hecho en otras ocasiones «en parques y bancos».