Una mano de arte para la escollera
El artista vasco Agustín Ibarrola lleva dos años pintando uno a uno todos los bloques del espigón en el puerto asturiano de Llanes
Ibarrola busca la inspiración en el horizonte marino
En Llanes se han acostumbrado a su presencia. Agustín Ibarrola está inmerso en un «desquiciante» proyecto titulado Los cubos de la memoria, que no es otra cosa que pintar uno a uno los sólidos bloques de piedra de la escollera de este puerto asturiano. Empezó hace dos años y pronto habrá teñido de arte las moles pétreas de todo el espigón portuario. 5.000 kilos de esmalte resistente al agua, 42 millones de pesetas y muchos días frente al mar abierto. El resultado es un puzle gigantesco en el que se concentra toda la estética de Ibarrola, que ni es estrictamente pintor, ni exclusivamente escultor, ni arquitecto del paisaje, como él mismo reconoce. En esta suerte de enormes dados es fácil hacer un recorrido por la naturaleza, la prehistoria y el pasado marinero, urbano y emigrante del concejo de Llanes. A cubierto bajo su inevitable chapela no ha dejado que las críticas le «calaran». Pese a todo, sus peñascos son ya emblema de esta localidad marinera. Al menos, a Ibarrola le cabe el mérito de hacer arte de elementos hostiles, como el bosque de olmos secos de Salamanca o su próximo proyecto, una vieja escombrera de carbón en la cuenca minera alemana del Rhur.