Tratamiento, no prevención

El tratamiento debe realizarse sólo en infectados y en las personas que se consideren de riesgo (familiares y compañeros de clase...) No sirven los tratamientos preventivos si no hay piojos en el momento de hacerlos, y sólo darán lugar a resistencias. El tratamiento médico se hace con pediculicidas que penetran en el cuerpo del insecto por contacto o ingestión. Si son piretrinas, éstas se fijan en las membranas de las neuronas. Si son organofosforados o carbamatos, impiden la sinapsis (uniones de su sistema nervioso). En ambos casos los impulsos nerviosos no circulan bien y se produce ataxia y la posterior muerte. Los champús tienen m enor concentración de insecticida, y el secador los degrada (menos a la Permetrina si la temperatura es moderada). Por ello el tratamiento «sólo» con champús debe durar más de una semana. Podría estar indicado para prevenir el contagio - aunque es dudoso que lo consiga- si existe riesgo claro de que éste pueda ocurrir. Si su utilización es continuada se provocan resistencias. Se usan durante 7 días, aplicándolo cada 2 días, pues así cubrimos todo el periodo de incubación del piojo que es de 8 días. Las soluciones llevan alcoholes por lo que pueden dar broncoespasmos, lo que hace que debamos tener cuidado en pacientes asmáticos o con problemas respiratorios. Las lociones serían el tratamiento de elección en la mayoría de las ocasiones aunque algunas pueden llevar alcohol. En cualquier caso, lo mejor que se puede hacer es acudir al especialista para que indique el tratamiento correcto y las medidas de higiene a seguir, pues la mayoría de las resistencias y fracasos se deben a la falta de paciencia de los padres para seguir todo el tratamiento con constancia y disciplina. Tampoco los niños suelen colaborar mucho, por eso debemos explicarles el problema y exigirles su apoyo.