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El mismo ritual desde hace cuarenta años
Los astronautas que viajan en la Soyuz respiten, paso a paso, lo que realizó el primer hombre que viajó al espacio
El ritual que siguen antes de despegar de la nave Soyuz es una réplica, paso por paso, de lo que realizó hace 40 años Yuri Gagarin, el primer hombre que viajó al espacio. Pedro Duque y sus dos compañeros de vuelo se han despertado en torno a la medianoche (hora local, dos horas más en España), y antes de salir de su habitación ya han comenzado los rituales. Lo primero que han hecho ha sido firmar con un rotulador indeleble la puerta de la habitación. Exactamente igual que lo hizo Yuri Gagarin hace 40 años. Después de pasar un riguroso examen médico y desayunar, exactamente lo mismo que tomó Gagarin antes de su gran día, cuatro horas y media antes del despegue los astronautas se ponen el traje Sokol, que será su única protección en caso de despresurización de la cabina durante el vuelo. Tras el laborioso proceso de vestido, y dos horas y cuarenta y cinco minutos antes del despegue, los astronautas hacen otro ritual tradicional, que se realiza desde la época de Gagarin, en el que los pilotos, ante las máximas autoridades de Baikonur, hacen una declaración jurada. «Estamos preparados para volar y lo hacemos por voluntad propia, sin ninguna presión de nadie» tienen que repetir todos. Los astronautas se introducen en un autobús para recorrer los 30 kilómetros que les separan del lugar del despegue. En medio de la estepa, el autobús se detiene para que los astronautas puedan orinar y el conductor infle las ruedas con objeto de repetir todo lo realizado por Gagarin. Escalerilla destartalada Los astronautas suben a la nave unas dos horas antes del lanzamiento y lo hacen por la destartalada escalerilla que utilizó Yuri Gagarin. Tras el saludo, cada uno desde un peldaño de la escalera toman el ascensor que les llevará al interior de la nave. Sentados en la cabina (Duque en el asiento de la izquierda, Kaleri en el centro y Foale a la derecha), los astronautas comprueban que todos los sistemas funcionan perfectamente bajo la atenta supervisión de un pequeño talismán colgante. Además los astronautas suelen llevar uno personal en el bolsillo. Cuando regresen, una de las primeras cosas que tendrán que hacer los astronautas será plantar un árbol en la Avenida de los Cosmonautas de Baikonur.