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Madre de todos los pobres

Bautizada con el nombre de Gonxha Agnes, se quedó huérfana a los ocho años, creció con grandes penurias económicas, pero en un ambiente de intensa religiosidad

Publicado por
Ramón Loureiro - redacción
León

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«La Madre Teresa de Calcuta fue un camino para sacar a la luz lo mejor de cuanto hay en el corazón del hombre», decía ayer un prestigioso teólogo, que la conoció durante una de las visitas de la religiosa a Roma. Aquel día, la fundadora de las Misioneras de la Caridad pidió al sacerdote que rezasen por ella, y prometió que ella «rezaría por todos». «¿Qué impresión me causó...?», añadía el sacerdote español, a través del teléfono, «Que era una mujer que siempre quería ser la última, que daba cuanto tenía y que eligió como opción de vida estar al lado de los pobres». Nacida en Albina en 1910, y huérfana de padre desde los ocho años, la Madre Teresa, bautizada con el nombre de Gonxha Agnes, creció en medio de grandes penurias económicas, pero en un ambiente de intensa religiosidad. Activamente vinculada, desde niña, a la parroquia jesuita del Sagrado Corazón de la ciudad de Skopje, a los 18 años de edad, decidida a hacerse misionera, deja su país y marcha a Irlanda para ingresar en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, el de Loreto. Allí adopta como nombre el de Hermana María Teresa, en recuerdo de Santa Teresa de Lisieux, cuyas reliquias, por cierto, recorrieron Galicia hace escasas semanas bajo una lluvia de pétalos de flores. El 6 de enero de 1929 llega a la India. Tras profesar sus primeros votos, ingresa en la comunidad de Loreto Entally de Calcuta, donde en 1937 hace profesión perpetua. En 1946, camino de Darjeeling, la Madre Teresa tiene una revelación, una llamada. Siente el dolor Jesús, por el olvido que padecen quienes no tienen nada. es cuando ella decide fundar las Misioneras de la Caridad para ocuparse de los más pobres entre los pobres. Y el 17 de agosto de 1948 viste, por vez primera, el sari blanco orlado de azul con el que había de llevar a millones de desheredados el pan que no tenían, el afecto del que carecían, el techo que les negaban... un mensaje de esperanza. Durante la segunda mitad del siglo XX, su congregación se extendió por todo el mundo. Cuando ella murió, en 1997, las Hermanas de Madre Teresa eran 4.000 y habían establecido ya 610 fundaciones en un total de 123 países. ¿Quién puede saber cuántos niños se salvaron, gracias a ella, de una muerte segura? No habían transcurrido dos años desde su muerte cuando el Papa autorizó la apertura de la Causa de Canonización. Y su beatificación es la viva muestra de uno de los rasgos por lo que pasará a la historia el Pontificado de Juan Pablo II.

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