Cumbres pedregosas

Nada más lejos de la realidad que imaginarse a la provincia palentina como una llanura cerealista. Adentrarse en la zona norte supone descubrir un paisaje montañés que discurre entre cumbres pedregosas de más de 2.000 m. (Valdecebollas, Pico Murcia, Espigüete, Curavacas) que no tienen que envidiar a los vecinos Picos de Europa. Sombríos y extensos valles, hayas, robles, sabinas, encinas, la pureza de las aguas de sus ríos y arroyos y la abundante y variada fauna de montaña, completan una diversidad difícil de encontrar en otros parajes. Surge así una combinación de cumbres, valles y bosques que forman un mosaico en continuo cambio donde valiosos ecosistemas naturales, con elevado grado de conservación, perviven con nuevos ecosistemas, fruto de la acción del hombre. Nos encontramos ante un territorio que fue declarado en 1966 como Reserva Nacional de Caza y posteriormente incluido en la Red de Espacios Naturales de Castilla y León. Tras ampliarse considerablemente sus límites, la Consejería de Medio Ambiente inició en 1992 el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, cuya aprobación se produciría seis años más tarde, para recibir en el año 2000 la declaración de Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina. Pueblos y gentes El espacio natural configura un extenso paisaje agreste y riguroso de gran valor natural y compleja tectónica, a caballo entre la región atlántica y la mediterránea. Ocupa una superficie de 78.360 hectáreas e incluye 10 términos municipales en los que habitan algo más de 2.000 personas. En el valle del Carrión, las fuertes pendientes de escasa vegetación y el predominio de la roca desnuda contrastan con los valles de amplia cobertura arbustiva, mientras que en la cuenca alta del Pisuerga abundan las extensas masas de arbolado asentadas sobre un relieve menos acusado. Ambos ríos vertebran este territorio y tienen sus fuentes en las montañas. El primero nace en la Laguna de Fuentes Carrionas, discurre entre un hermoso conjunto de cantiles, agujas y valles y se embalsa en dos ocasiones, en los pantanos de Camporredondo y Compuerto, antes de llegar a Guardo. El segundo tiene su origen en Fuente Cobre, de paisaje más suave y con abundancia de hayas y robles y junto a su afluente, el Rivera, almacena sus aguas en los pantanos de Requejada y Ruesga antes de dar su nombre a Cervera de Pisuerga, centro geográfico de la comarca. Por el interior del Parque, asentados en laderas y fértiles valles fluviales con infinidad de pozos, fuentes y manantiales, se dispersa un puñado de pueblos de marcado carácter montañés y similar fisonomía, que viven del ganado y del carbón, conservando el sabor de antaño.