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Los expertos reclaman mayor protección Desde el desierto: como muestra, un camello

En la actualidad, está protegido el 12% del planeta, lo que supone más de 100.000 espacios declarados, aunque la mitad carece de instrumentos adecuados de gestión

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José Fernández - león v. h. y c. c. | león
León

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Organizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se ha celebrado en la ciudad sudafricana de Durban el V Congreso Mundial de Parques Nacionales en el que se han dado cita más de 3.000 delegados de 154 países. La delegación española contó con 30 representantes del Ministerio de Medio Ambiente, administraciones locales y autonómicas, universidades y ONG. Esta reunión internacional, que se celebra cada diez años, ha ratificado a los espacios protegidos como el principal instrumento para la conservación de la diversidad biológica. Dicha protección alcanza actualmente al 12% del planeta, lo que representa más de 100.000 espacios declarados. Entre las conclusiones del Congreso destaca la necesidad de aumentar el número de territorios, en especial marinos, al tiempo que se debe mejorar la eficacia de la gestión. Igualmente se recoge que cerca del 50% de estos espacios naturales carece de gestión y que los que no han sido protegidos en la última década se han visto reducidos a la mitad; que el número de especies en peligro de extinción se ha duplicado; que se ha producido la fragmentación de hábitats y que se ha acelerado la degradación de los recursos naturales. Más recursos financieros Además, se ha aprobado el denominado "Acuerdo de Durban" en el que se solicita a gobiernos, instituciones y sociedad en general, la adopción de compromisos de protección. También se ha acordado un Plan de Acción en el que promueve el establecimiento de un sistema mundial de áreas protegidas y un documento de recomendaciones sobre aspectos concretos de gestión. El Congreso ha permitido considerar a la Red de Parques Nacionales de España como un ejemplo de gestión abierta, participativa y transparente que podría servir de ejemplo a la hora de gestionar un espacio protegido. También se ha puesto de manifiesto que la conservación de las áreas protegidas sólo puede ser viable con una gestión eficaz y en el marco de una estabilidad financiera. Se ha estimado que son necesarias unas aportaciones anuales de 25.000 millones de euros, cuatro veces más que lo destinado actualmente. Finalmente, se insta a la concienciación mundial sobre la necesidad de promover el desarrollo de corredores y redes ecológicas nacionales e internacionales. En las profundidades del desierto de Gobi en China vive una especie de camello muy importante, pero que se encuentra a punto de extinción: el camello salvaje bactriano. Lo que resulta más extraño es que este animal ha elegido como hábitat un lugar que estuvo destinado a pruebas nucleares y que ha aprendido a sobrevivir bebiendo sólo agua salada. Gracias a la visión de un hombre excepcional, el explorador, profesor y escritor John Hare, las probabilidades de supervivencia del camello bactriano han aumentado enormemente, aunque Hare dice que todavía queda mucho por hacer. En 1997 Hare fundó una ONG bastante atípica, la Wild Camel Protection Foundation (Fundación para la protección del camello salvaje). En los seis años siguientes, Hare trabajó incansable para conseguir fondos de diversas fuentes, como el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Global Environment Facility. Pero lo que decidió a dedicar toda su vida y energía al camello bactriano fue lo siguiente, en sus propias palabras: Este camello es especial, muy especial. Ha sobrevivido 45 años en una de las regiones más inhóspitas de la Tierra, donde además se han realizado pruebas nucleares. Ningún otro mamífero podría haber sobrevivido bebiendo sólo agua salada, ni siquiera otras especies parecidas de la zona. Desde que terminaron las pruebas nucleares en el desierto de Gobi, el camello bactriano salvaje, que vive en tres zonas separadas de China y una en Mongolia, se enfrenta a nuevas amenazas como son la caza furtiva y la minería. Su número desciende sin parar y sólo quedan nos 950, 600 en China y 350 en Mongolia. Eso quiere decir que está en mayor peligro de extinción que el panda gigante. Para su protección se han conseguido proyectos tan importantes como la creación de la reserva natural de Arjin Shan Lop Nur, que ha convertido más de la mitad del antiguo lugar de pruebas nucleares en un amplio santuario para los camellos. Aunque nos pueda parecer algo exótico, éste es uno de los numerosos ejemplos de especies en peligro de las que, a buen seguro, ni si quiera habíamos oído hablar; pero eso no significa que no esté ocurriendo.

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