Diario de León

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Barreras en el Camino

Peregrinar se puede convertir en toda una aventura si la Ruta Jacobea se recorre encima de una silla de ruedas. Pero según Sergio González, todo se supera con el impulso de la fe cristiana

Publicado por
Elisa Pérez Marcos - redacción
León

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Sergio González. Este es el nombre de nuestro héroe del día. ¿Su hazaña? Recorrer el Camino de Santiago desde Roncesvalles en silla de ruedas y vencer todas las barreras arquitectónicas que ha encontrado a su paso. Gallego, casado y con tres hijos, comenzó el 29 de septiembre su aventura. Su mujer se unió en Burgos y ahora «me ayuda a subir alguna cuesta». Desde hace dos días, Sergio se encuentra en el tramo leonés y espera llegar a Santiago cerca del 2 de noviembre. Lo que más le interesa resaltar a nuestro peregrino es que realiza el Camino «por fe cristiana y para transmitir a otros discapacitados o personas con problemas personales, que este peregrinar puede ayudar a resolverlos». ¿Barreras? «Muchas. Sobre todo en las ciudades, en los pueblos se apaña uno mejor», comenta Sergio. Por ejemplo, «en el albergue de León mi habitación estaba en un tercero sin ascensor». También le llamó mucho la atención el mal estado en el que se encuentra la salida de León por la carretera de Astorga, donde se tuvo que bajar a la vía «porque una farola y la valla quitamiedos ocupaban toda la acera». Sergio asegura que sólo el 5% de los albergues están adaptados a minusválidos y que muy pocos tienen los accesos a los aseos adecuados para las personas discapacitadas. Al finalizar su aventura presentará a título personal a Aspaym (Asociación Nacional de Parapléjicos y minusválidos de España) un informe sobre el estado de los albergues y el Camino. Su objetivo es dar a conocer su experiencia y facilitar a otras personas discapacitadas que vayan a recorrer la Ruta Jacobea. Por supuesto nuestro protagonista no se olvida de hacer un llamamiento a las autoridades para que arreglen las instalaciones y no sólo con motivo del año Jacobeo, que como bien dice el lema del Año Internacional del Discapacitado que se está celebrando, «todos somos diferentes, pero con los mismos derechos». La parte buena Pero no todo son quejas. Para Sergio también ha habido muchas satisfacciones, que sobre todo se las han dado las personas que le han ayudado y los voluntarios de los albergues, de los que resalta su calidad humana. Y sobre todo le ha quedado grabado en la memoria un pequeño pueblo de Burgos, Tosantos, del que recuerda especialmente la magia de su albergue y de las personas que lo atienden, gracias a las cuales descubrió el verdadero sentido del Camino de Santiago.

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