El primer hombre

CUENTAN los historiadores antiguos, que tampoco hay que creerlo a pies juntillas pues cojeaban del mismo pie que los actuales y su verdad era no pocas veces subjetiva cuando no sesgada o escrita al dictado del señor, que en los tiempos de la Roma republicana, para muchos modelo de virtudes cívicas, cuando se elegía a sus dirigentes, cuando se daba un voto para el consulado, se buscaba al primer hombre de Roma. Esto es, a alguien que hubiera descollado por sus méritos como ciudadano romano en cualquiera de los ámbitos del servicio publico. En suma, a alguien brillante, destacado sobre los demás en alguna faceta, al romano mejor, para acabar de decirlo. No le fue mal a Roma con aquella formula, desde luego, aunque luego ya con emperadores y herederos aquello fue degradándose y acabo todo bajo los cascos del caballo de Alarico. Pero alguna herencia dejó, aunque no lo sepamos. Por ejemplo, la palabra candidato viene precisamente de la túnica candida que se ponían los pretendientes a un cargo para pregonar su limpieza ética y pulcritud moral. Lamento que, como es visible, en ocasiones sólo haya quedado la palabra. Pero me entristezco más aún al ver el otro concepto. El del primer hombre de Roma. Simplemente les pido que miren a su alrededor: a sus alcaldes, a sus presidentes de diputación, de comunidad y hasta los más altos cargos del Gobierno nacional. Miren ustedes y pregúntense. ¿Estamos eligiendo los españoles en nuestros pueblos, en nuestras ciudades, en nuestras autonomías, en nuestra nación, al 'primer hombre', a una persona que ha demostrado en su vida anterior a la política o en ella un talento especial, un conocimiento superior, una ética inmaculada, que haya sido el primero en cualquiera de los aspectos que ocupan el trabajo de los seres humanos? ¿Son de verdad nuestros políticos los 'primeros hombres de Roma'? ¿O son gentes que en la vida privada apenas si descollarían, mediocres y trepas que han encontrado en la política y en sus vericuetos partidistas una manera de ascenso social que no lograrían de ninguna otra manera? De todo habrá en la viña del señor, pero les propongo simplemente esa reflexión: los políticos que ustedes más conocen, los que les son mas cercanos, ¿son los primeros en algo? No digo ya de Roma, pero ¿al menos de su pueblo?