Diario de León

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PONEN DE MODA una palabra y el abusado uso subsiguiente la desguaza y acaba escurriéndola de significado, la dejan flaca como galga afgana en un concurso de mises. No hay discurso político hoy en el que no asome con todos sus cuernos o afeitada la palabra «transversal», el indefinido concepto de la transversalidad, trans versus, que es «campo a través» para entendernos. Colocando una vara transversal sobre los palos del gallinero, el gallo de la política se va tirando a todas las gallinas sin tener que bajarlas al suelo de la realidad como manda el canon de fornicio de corral y en el mismo palo les echa la galladura; después, se «sascude» o se «esporpolla». Les chifla ahora lo transversal y eso delata algo muy grave: en la histórica senda de cada cual se cosecha poco en este tiempo de confusión, se mueren las ideologías puras y el programa-programa te acaba echando en la cama del enemigo, así que la política robaperas tira al bies por las huertas de otros y les trinca posturas, ideas y promesas, lo que sea y ¡al morral!, que de la alforja al jumento todo es bueno pal convento. Después lo llama transversalidad y, también como el gallo, se esporpolla ahuecando el plumaje o el plumero y poniendo cara de haber descubierto en pura exclusiva un atajo para llegar a Ponferrada por Jerusalén. La transversalidad es buen camino en principio. Recorrer los campos y problemas de los demás ensancha ópticas y amplía el juicio, la universalidad, ahorra tiempo y derrota cercas. Sin embargo, y más en política, quien va «a través» muchas veces se atraviesa, estorba o atranca, y aquí nace la figura inveterada del atravesado, que es vicio y deporte nacional donde los haya. Ocurre además que como toda sigla y candidato meritorio recurren a la tranversalidad, se puede encontrar uno a todos ellos juntos taponando salidas o entradas a la huerta ajena o metidos a la vez con su barullo y sus puñales en la salita del pobre elector. Gusta tanto la palabra que hasta el propio presidente de la Real Academia de la Lengua no se priva y habla de la transversalidad de la lengua española que recorre las riquísimas variaciones del idioma en Hispanoamérica y de la que es ejemplo esa babel de telenovelas, luisesalfredos y pibas. ¡Manda Conchas!, dijo un académico por incordiar, pues concha en argentino es coño.

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