Una buena noticia empañada por la pérdida de una hija

José Uldai Valencia todavía no sabe que el Supremo le ha dado la razón. Está en Colombia, a donde viajó en agosto para enterrar a una hija que fue asesinada con 16 años recién cumplidos. La Morochita, como Uldai llamaba a su niña predilecta, Luz Yery, tomó el taxi equivocado para regresar a casa: el conductor fue víctima de un ajuste de cuentas y a ella «le dieron bala en la cabeza». Entre lágrimas, Araceli Arce, dice que no quiere volver «a ese país». Sólo desea y pide ayuda para que los papeles que ha eviado al consulado de España en Colombia autoricen pronto los visados para reunir en León a los dos hijos que residen en Cali : Yorman Hernando, de 15 años y Sara Liseth. El mayor, Marlon, que cumplirá 19 años en noviembre es el único que habían podido traer a España. La falta de medios económicos, después de que la sentencia de abril del 2002 del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León suspendiera el pago de la pensión, no les permitió agilizar la reunificación familiar en León. Ahora «ya no me importa endeudarme porque sé que la pensión es algo seguro». Araceli Arce trabaja de empleada de hogar interna para sostener a la familia.