Diario de León

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YE PEQUEÑINA, se atrevieron a decir algunos comparándola con ese pedazo varal, ese chopo que heredará el trono y que quiebra el tópico estereotipo que por las extranjerías nos cuelgan de ser el español un tipo moreno, bajito y cabreado por creer que nunca fornica lo suficiente y lo que merece. Ye pequeñina. Pero ye también galana, replicó un adicto a la asturianía trasmontana y devoto de la Santina que Cela chirigoteó; muy galana, fíu. Y más curiosina que un cacharrín con asas. Lista, preparada, discreta, de gesto poderoso, guapa, moderna, informada, cromín, del pueblo y de barrio, modesta y... mu limpia, que diría una abuela antigua. Todos estos y una catarata más de adjetivos y halagos se ha desatado en medios, opiniones, mentideros y telechismes. Lo que llaman realidad mediática ha venido a ser estos días una auténtica hemorragia de albricias, letizias y noticias con guirnalda y velo de tul. Todos contentos. Desparrame de entusiasmo. Hasta muchos republicanos se han querido situar en segunda fila de corifeo. No se han visto discrepancias, matices de esquina y las obligadas maledicencias de quien se pueda sentir perdedor o despechada en esta lotería. Entre la picuda y estirada aristocracia de canon dinástico nadie se ha atrevido a poner una tilde a este sorpresón de la realeza, esta decisión de buscar paisana auxiliado por el pálpito y no en alfombras regadas de genealogía, opción personal y principesca que viene a confirmar que no hay buena navegación en los consabidos charcos de sangre azul. A ver quién es el listo con siete apellidos y tres marquesados que viene ahora a contrariarse públicamente por un hecho consumado que a la fuerza ha de sacarles de sus casillas y de su coto cerrado. Confirmada la decisión, cualquier crítica sería tenida como ofensa a futura reina, ante lo cual, todo manguán de cortesanía se muerde el verbo y guarda la viña, el meritaje blasonado y el fincorro. Al fondo del decorado y plagando la plaza del alborozo, el pueblo llano se siente pueblo consorte, los periodistas se dicen colegas de la corona y nada extrañaría que Café Quijano hiciera un bolero a la novia como la copla que León-Quintero-Quiroga instrumentaron a la reina Mercedes. Pero, así que pase un año, dice Raúl del Pozo que todos se aplicarán a escudriñar la barriga de la novia. Atenta la compañía.

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