Aprendizaje en profundidad
Medio centenar de policías locales, bomberos y socorristas participan en un curso de buceo de 35 horas subvencionado por el Ayuntamiento. En dos semanas sabrán cómo se rescata a personas inconscientes. Se sumergen en el Hispánico y en el Cantáb
No sólo a los niños les produce tirria el agua. Sumergirse, cambiar las bocanadas de aire fresco por el embotellado es una tarea que puede generar estrés y ansiedad. Sin embargo, el medio centenar de policías locales, bomberos y socorristas leoneses que participan desde hace una semana en un curso de iniciación al buceo han logrado superar esas trabas y ya están casi listos para rescatar a personas inconscientes en ríos, mares y pozos. De momento, practican en la piscina del Hispánico el mejor modo para descender varios metros con un equipo que pesa 25 kilos. Durante hora y media ensayan respiraciones, se familiarizan con las aletas, las gafas y las bombonas. El instructor, Marcelino Ramos, reconoce que «es simpático comprobar cómo algunos socorristas, que van como toros por encima del agua, se atascan en el medio subacuático». La prueba de fuego para estos alumnos, que han realizado inmersiones en la piscina y adquirido conocimientos teóricos, se producirá en el Cantábrico. Para obtener el título de buceadores de una estrella -los capacitados para alcanzar profundidades de hasta 25 metros- deben «hundirse» cinco veces en el mar. Los participantes aseguran que están satisfechos con la experiencia y que el mar asturiano aún no les asusta. Es más, Benedicto Díez, uno de los bomberos veteranos de León y experto en buceo, exclama que lo pasan «muy bien en el agua», y confía en que los fondos del plan de formación del Ayuntamiento continúen para repetir la experiencia. Anualmente se rescata a una docena de fallecidos en la provincia, sobre todo, en pozos.