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ARREMANGADA ELLA, le arremangó a él. Enseña esos gemelos, criatura. Y déjame terminar. España entera, abierta ya de patas ante la resurrección de los cuentos de hadas, se abrió también de boca ante el atrevimiento de la prometida bajo los focos y millones de miradas. Se pregunta la señora Quintina cómo será, pues, el raspe y la insolencia en cuarto privado o a la hora del desayuno, en el secreto del lenguaje de bata y en babuchas, o sea, en escarpines de fieltro de lises bordados. El territorio de una futura reina empantalonada parece empezar a marcarse como en celo felino con ese corte en una Corte que no se viste en el Corte, sino en la Italia del toma armani y moja... mucha reina española, mucho orgullo nacional, pero los forros y la envoltura se prefieren extranjeros y ajustados a esa tendencia italianizante que siempre tuvieron los Borbones de los Nápoles y las dos Sicilias, viva Scarlatti y sus tunas madrileñas, Sabattini y sus jardines de palacio, viva Squilacci de Esquilache españolizado que metió tijera a nuestra moda ibérica, censor de capas y chambergos, viva el Bocherini de los quintetos y viva la misa de Pergolessi. Viva Armani. Viva Honduras. Vaya corte. Déjame terminar. Y arremángate la chaqueta, rapaz, enseña ese regalazo mío, asómbrales con esos dos gemelos de oro y zafiros, toma Larra de canto y con mucho lomo de tomo, tufo de caballería y princesas arreboladas. Viva el cuento romántico y las cuentas del modisto. Establece un viejo principio universal que «matrimonio es igual a patrimonio», es empresa que suma cuartos más que amores; por principio. No es el caso en esta boda, te dirán. Ella no va dotada de cofres, títulos o sangres. Pero ella es un «activo», aseguró el príncipe como quien expone un plan bancario. Un «activo» es patrimonio y como tal se aporta en este caso a la sociedad matrimonial. Y aquí la socia tiene mucho que decir, como se ha visto, mucho más que la reina Sofía en todo su reinado, ¡manda telediarios!... Un príncipe se sabe rey desde que nace y para ese papel se prepara, pero ¿qué cambios se llegan a producir en la mente o en la ambición de quien jamás imaginó serlo y de golpe se ve sentada en el trono? ¿Se le puede subir el poder, la elocuencia y la inteligencia a la diadema de princesa? ¿Quién llevará los pantalones?... ¿Es indicio ese corte?