Nadie quiere irse a Irak

La Sección de Operaciones del Estado Mayor de la Guardia Civil comunicó hace unos días al Ministerio de Defensa que ni un sólo agente se ofreció como voluntario para ir a trabajar a Irak. El Departamento que dirige Federico Trillo remitió a ese órgano un escrito en el que pedía dos agentes dispuestos a cubrir dos plazas vacantes en el Cuartel General de la División Multinacional hispano-polaca, situado en la ciudad de Babil, en la zona centro de Irak. La misión de estos dos efectivos sería asesorar a los mandos españoles destacados desde el pasado mes de agosto en la base de Babil bajo mando polaco, que están encabezados por el general Ricardo Martínez Isidoro, segundo jefe de la División Multinacional. Se trataría, en todo caso, de oficiales especializados, que no estarían obligados a realizar labores de seguridad ciudadana. Aún así, la Dirección General de la Guardia Civil tuvo que responder al Ministerio de Defensa que ningún agente se había presentado para cubrir esos puestos. Fuentes del instituto armado consideran que entre los motivos está la inseguridad que reina en Irak, donde la resistencia causa bajas a casi diario entre las fuerzas de ocupación. En relación con este asunto, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) distribuyó el pasado abril, cuando se conoció el propósito del Gobierno de enviar agentes de este cuerpo a Irak, un escrito a todos sus miembros a los que alertaba de los riesgos que entrañaría participar en una misión fruto de un conflicto bélico que «no ha sido auspiciado por Naciones Unidas». En ese comunicado calificaron la iniciativa de «temeridad» y pidieron al Ejecutivo que reconsiderara su intención. Transcurridos varios meses, los responsables de la AUGC consideran que la situación no ha mejorado. Esa circunstancia, unida a los continuos atentados -que han causado ya la muerte de dos militares españoles- serían los motivos que disuadieron a los guardias civiles de ofrecerse voluntarios para cubrir las plazas en Babil. El pasado 5 de agosto, el Gobierno anunció su renuncia a enviar unidades de la Guardia Civil a Irak para integrarlos en un cuerpo internacional de policía militar de 6.000 efectivos, tal y como habían planeado en un primer momento las autoridades de la coalición. En España, habían hecho llegar una circular a todas las unidades en la que solicitaban voluntarios expertos en telecomunicaciones y féminas con conocimientos de inglés para seguridad.