Cremas e inyecciones

La concentración de ozono que contiene la mezcla gaseosa está en función de la patología y del tratamiento. Se pueden utilizar distintas formas de aplicación que van desde las cremas, geles y emulsiones (para activar las células de la piel), hasta directamente sobre la zona afectada empleando una bolsa de plástico especial (en pacientes con úlceras o heridas de difícil cicatrización), pasando por la vía intrarrectal y la inyección. La vía intrarrectal se emplea para reducir el nivel de lípidos en sangre y se realiza inyectando directamente el gas en el intestino mediante una sonda como si fuera un enema. En cuanto a la inyección, puede ser intravenosa o intramuscular. En el primer caso, se realiza una especie de autotransfusión consistente en extraer unos 150 centímetros cúbicos de sangre a la que se añade ozono y se vuelve a inyectar la mezcla a través del torrente circulatorio. En el segundo (dolores musculares, celulitis), el ozono se inyecta lentamente en el músculo para que no resulte doloroso. A pesar de los múltiples beneficios del ozono médico y debido a que aumenta ligeramente la presión arterial, conviene indicar que la ozonoterapia está contraindicada en casos de intoxicación alcohólica aguda, infarto cardíaco, alergia al ozono y embarazo. Tampoco se recomienda en las hernias discales calcificadas para evitar su posible desplazamiento.