El poseedor del cupón de la Once dice que no tenía ningún pacto verbal para compartir el premio
El vecino de Ripollet Antonio Lloreda, acusado de apropiarse indebidamente de un cupón de la Once premiado con 6 millones de euros, ha empezado a preparar junto con sus abogados la «batería de pruebas» que le permita demostrar su inocencia a la espera de que la vorágine periodística ceda y «poco a poco las cosas se pongan en su lugar». Lloreda declaró ayer ante el juzgado de Cerdanyola que ha abierto diligencias por un presunto delito de apropiación indebida tras la denuncia presentada por 19 compañeros de trabajo del acusado que aseguran tener un pacto verbal para compartir el premio de la Once que jugaban conjuntamente cada semana. David Grasa, uno de los abogados de Lloreda, ha señalado ayer que no están previstas nuevas diligencias en el juzgado número 4 de Cerdanyola, por lo que aprovecharán estos días «para preparar la defensa» del acusado. El letrado ha indicado que Lloreda está «resentido con los denunciantes», una veintena de compañeros de la empresa Sintermetal donde trabaja, y en concreto con Blas Landeira, «por el daño que le está haciendo». Lloreda explicó ayer al juez que el cupón, con el número 85.646 y la serie 22, se lo intercambió con Landeira, jefe de producción de la empresa Sintermetal y, según el acusado, no tenía ningún pacto con éste para repartir el premio si tocaba. Grasa ha comentado que su cliente sigue intranquilo, ya que «ha pasado del anonimato más absoluto» a copar las primeras páginas de la prensa al ser considerado un «millonario a la fuga». «La dimensión periodística le ha sobrepasado», ha explicado Grasa, quien ha añadido que lo que más lamenta su cliente es que «mientras que los falsos testimonios han cobrado el dinero», él aún no ha podido reintegrar su premio. Fugado con el cupón El pasado martes un juez del juzgado de Cerdanyola ordenó a la Once que no rembolsará el premio del cuponazo, que ascendía a 6 millones de euros a nadie que fuera a cobrarlo. De esta forma, la denuncia puesta por veinte compañeros de Lloreda continuaba. En ella denunciaban que Llobera se había fugado con su premio, ya que desde que tocó el cuponazo no volvío a aparecer por el trabajo, algo que «mosqueo» a sus compañeros.