La mayoría, provocados

Frente a quienes atribuyen la causa de los incendios al clima, a las especies existentes, las repoblaciones, los excursionistas o la presión urbanizadora, la experiencia indica que la principal causa de gran parte de los incendios reside en el mundo rural que vive y trabaja en las zonas que se queman. Así, según se puede comprobar en los datos estadísticos de las dos últimas décadas, sólo el 5% de los incendios forestales se debe a causas naturales, como la caída de un rayo; el 15% a negligencias (quema de basuras, trabajos forestales, excursionistas, colillas); el 35% son intencionados, y el 45% restante tiene un origen desconocido, aunque se sabe que la mano del hombre está detrás de ellos. En el alto porcentaje de siniestros, con el ser humano como protagonista, conviene destacar la quema de rastrojos para obtener pastos, una ancestral costumbre que, además de no beneficiar al suelo, contribuye a su empobrecimiento. El resto de los incendios intencionados se debe a los pirómanos, conflictos relacionados con la caza, venganzas, aprovechamientos madereros o disputas sobre la titularidad del monte. Por eso, para que la lucha contra incendios sea efectiva, al despliegue de medios (humanos y materiales) debe acompañarle la colaboración de los ciudadanos.