Diario de León

Ridruejo, 60 años después

El emblemático edificio de Ordoño que albergaba la popular ferretería descubre su nueva cara tras una reforma de tres años que lo ha convertido en viviendas de lujo

El edificio Ridruejo conserva el aspecto exterior que se le dio en su construcción original, en 1945

El edificio Ridruejo conserva el aspecto exterior que se le dio en su construcción original, en 1945

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Pilar Infiesta - león
León

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Las familias Ridruejo Martínez y Casas no imaginaban que el emblemático edificio que idearon en 1942 para instalar su residencia y su negocio de materiales de construcción y ferretería se convertiría, medio siglo después, en doce viviendas de lujo puestas ya a la venta. La rehabilitación del inmueble, adquirido en octubre del 2000 por las promotoras Prosacyr y Villahermoso ha culminado tras tres años de obras. Un periodo que, curiosamente, coincide con el tiempo que se tardó en construir en la década de los cuarenta. La reforma ha respetado el aire neoclásico que imprimieron a la casa sus diseñadores originales, los arquitectos Ramón Cañas y Torbado, y también ha puesto en valor varias singularidades del inmueble, como su escalera italiana -de dos manos- o la lucera que daba claridad al local de entrada. Si hace sesenta años el edificio Ridruejo representó la modernidad arquitectónica y el gusto por los detalles, la promotora actual ha querido plantear una construcción especial y de lujo. De hecho, las viviendas, por su tamaño de 215 metros cuadrados, son inusuales en el centro de la ciudad. Los doce propietarios que puedan adquirir estas viviendas, enclavadas en el corazón de Ordoño II y con un coste de 600.000 euros, serán unos privilegiados. En sus casas disfrutarán de bañera de hidromasaje, de una cocina totalmente equipada y hasta de sistemas de alarma ultramodernos con sensores de presencia. Los armarios empotrados ya están vestidos y se han recuperado las maderas nobles y los forjados del viejo edificio. Como novedad y detalle llamativo, se ha incorporado una ascensor panorámico transparente, que permite ver y ser visto mientras se accede a las viviendas de las seis plantas. El primer piso se dedicará a oficinas y los tres siguientes a viviendas particulares. Los viejos almacenes La guinda son los dos áticos de 190 metros y los dos sobreáticos de 142 metros, desde los que se divisa casi toda la ciudad. La entrada sigue conservando los 1.500 metros cuadrados de local que ocuparon en su día los almacenes Ridruejo. Santiago Casas, uno de los descendientes de los propietarios del mítico negocio, recuerda cómo el edificio comenzó a construirse en 1942 para albergar la sociedad almacenes Ridruejo Martínez y Casas, que ejercía su actividad también en Ordoño II, pero en el número 18. El establecimiento funcionaba desde 1922, cuando llegaron ambas familias de Soria. La pujanza de los almacenes animó a los empresarios a habilitar su propio edificio, que encargaron a Panero y Buceta. Fue la primera obra de esta constructora. El nuevo local, que abrió sus puertas en el 45, disponía de un patio y almacenes con acceso de vehículos para carga y descarga desde la calle Burgo Nuevo. Arrancó con una plantilla de doce personas y profundizó en la venta de ferretería, material de construcción y saneamiento. Los comerciantes de la época saben que se erigió en la primera distribuidora del sector, con marcas en exclusiva tan prestigiosas como Roca y el yeso que importaban desde su fábrica palentina de Dueñas. Tras 48 años de actividad, los almacenes Ridruejo cerraron al público en 1993.

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