¡Yo no lo haría, señor Ayuntamiento!

YO NO diría que la noticia cayera sobre las sufridas espaldas del contribuyente leonés, como un chorro de agua fría, porque el agua fría siempre resulta, además de refrigerante, altamente saludable para calmar los estados de sobresaltos. Más bien me inclinaría por pensar que la noticia se precipitó sobre la tierra, sobre los seres humanos y sobre los animales y plantas como un meteorito del tiempo de los dinosaurios. El ilustre y nunca bien ponderado Ayuntamiento del relevo, en el cual los leoneses habían vuelto a depositar el resto de las esperanzas que le restaron de cuando Don Mario; el Municipio que llegaba a la Casa de la Moneda dispuesto a no dejar error sin enmienda y raspadura y que se disponía a relevar de los puestos de responsabilidad hasta al encargado del registro de humedales en la zona, tenía previsto el aumento de impuestos!. Impuestos del agua, del vino, de la tierra, del cielo, del hombre, de la mujer, del niño, de todo vecino de la villa, así hubiera votado a la izquierda unida, para conseguir dominar la tendencia económica de la municipalidad al endeudamiento, que al parecer es lo suyo! Y esto sucede en un momento en el que las estadísticas descubren que dentro del censo general aparecen más de mil familias en estado de pobreza máxima. No hay quien lo entienda. Porque precisamente, los vencedores en la contienda electoral para la ocupación del Municipio, pregonaron su proyecto de bajar los impuestos y someter las tasas al más riguroso cinturón de castidad. ¡Y ahora, cuando ya tienen la sartén por el mango, anuncian que, como no pueden con la carga, se verán obligados a revisar al alza los tales y los cuales impuestos auténticamente revolucionarios!. ¡Yo no lo haría, señor Ayuntamiento! Porque si tienen el proyecto, la vocación de perseverar en el uso de sus prerrogativas de triunfantes inquilinos de la Casa de la Moneda (antes casa de la Poridad) precisamente es el abuso de las prerrogativas fiscales las que pueden precipitarles a todos los componentes del equipo, sean del PSOE o de la U. del Pueblo Leonés, al descrédito, precisamente por andar a la zaragata con los dineros del común, en un tiempo en el cual hasta el alcalde de Madrid ha tenido que rectificar cuando se ha dado cuenta de lo antipopular que supone cercenar salarios que no llegan ni a la quincena de duración. Alguien está aconsejando torpemente a la Municipalidad, y no es válido intentar justificar que el Ayuntamiento no tiene dinero, porque menos tiene el contribuyente y no intenta para equilibrar su presupuesto familiar meterle la mano al cajón del vecino, que es mediante lo cual pretende el Ayuntamiento erradicar sus trampas. ¿Por qué, señoras y señores no intentan, para alcanzar los mismos loables fines del equilibrio económico, rebajarse ustedes los sueldos, dietas y demás efectos? Muchos pensamos que sería una prueba de honestidad y un ejemplo a seguir. La Comisión de Hacienda y Empleo del Consistorio, juntamente con el Consejo de Administración del Servicio Municipalizado de aguas y no se sabe si algún otro organismo tan abstracto como los señalados pretenden que se modifiquen todas las Ordenanzas fiscales que regulan los impuestos y las tasas de cara al ejercicio de 2004... ¡Temblad humanos, todos en ello pusisteis vuestras manos! ¡Y coger piedras!