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Cosas de aquí | Exportadores de magostos

Gran castañazo en Salamanca

El Centro de Iniciativas Turísticas de Santa Marina del Sil sigue destacándose como el gran promotor del magosto en toda España. Su último triunfo, en Salamanca

Los salmantinos disfrutaron con el magosto organizado por el CIT berciano de Santa Marina del Sil

Publicado por
Enrique Alonso Pérez - salamanca
León

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La Federación de Centros de Iniciativas Turísticas de Castilla y León (Fecitcal), atenta a la promoción y potenciación de los recursos que ofrece nuestra región en todas sus facetas turísticas, tanto naturales, deportivas, culturales, o gastronómicas, quiso asombrar a los salmantinos con un potente alarde magostero propiciado por uno de los equipos más expertos en el tema: los componentes del Centro de Iniciativas Turísticas de Santa Marina del Sil, unos experimentados fogoneros que llenaron los aires de Salamanca con el típico olor a castaña asada. Los hombres, manejando sabiamente los bombos y el borrallo. Las mujeres, repartiendo en curiosos cucuruchos las sabrosas castañas. Salamanca se rindió a los efluvios bercianos, mientras el Grupo de Danzas y Gaitas de Toral de Merayo, adornaba el espectáculo. Este CIT de Santa Marina, que protagoniza todos estos encuentros y cuenta con una infraestructura y utillaje capaz de asombrar al más castañoadicto, no podía quedar cerrado a las fronteras leonesas. Los vuelos de nuestro amigo, Ángel González, presidente de aquel Centro, tenían metas más ambiciosas donde poder lucir el tipismo y el arraigo popular de los magostos con el inconfundible marchamo de su querida tierra del Bierzo. Y así, en el año 1997, recaló con toda su artillería en la capital de Castilla y León, de esta manera, cuantos hacemos un seguimiento puntual de esta fiesta, pudimos compartir con las buenas gentes de Santa Marina, tres años seguidos, sus magostos en Valladolid, en el marco de la Feria de Muestras, concretamente en el contexto de la Feria de Intur, ese oportunísimo invento que alumbró en su día el dinámico director general de Turismo, Dionisio Miguel Recio, continuado por su digna sucesora, Mercedes Sánchez, y que mantiene con gran vigor el actual, Jesús Rodríguez Romo. Después, en el 2000, el Bierzo tomó literalmente la Plaza Mayor de Madrid, con un mantenedor de lujo, Luis del Olmo. Luego León, Zamora, y ahora Salamanca. Popularidad y aceptación Llegados a este punto de nuestro comentario, habría que preguntarse qué le da a los magostos esa popularidad para que hayan llegado a ese grado de aceptación que gozan entre todos cuantos de ellos disfrutan. El Bierzo, siempre tan pródigo en castañares por su climatología propicia a estas masas arbóreas, ha pasado por cada una de las etapas en que las circunstancias sociales han hecho posible que los recursos naturales adquieran una especie de don al alcance de todas las fortunas. Por este motivo, y desde los tiempos en que los celtas señoreaban las tierras que un día los romanos llamaron Bergidum, las castañas estuvieron presentes en las dietas que fueron una constante durante siglos por la facilidad de su adquisición, conservación y la plenitud de sus nutrientes. Pero alguien con más autoridad, por su específica preparación y profesionalidad, Juan Antonio Sánchez Rodríguez, que dirige el equipo del Instituto de Restauración y Medio Ambiente, más conocido por sus siglas IRMA., ha dicho sobre el magosto: «El magosto es una reunión típica del Bierzo, donde se comen los bullós , castañas asadas y sin monda, que se celebra por la noche en torno a la lumbre. Inicialmente, el magosto casi siempre tenía lugar en el souto durante la recolección de las castañas, asadas en una hoguera campestre como celebración de la fiesta de la castaña. «Hemos comido un magosto» es la expresión popular que hace referencia a los jóvenes que acudían al campo a recoger castañas y se divertían asándolas en una fogata, rociadas en vino». Esta celebración colectiva y festera, deriva de un rito prehistórico de ofrenda compensatoria y acción de gracias a la divinidad de los bosques, de las primeras castañas de la cosecha. El día propio del magosto es el primero de noviembre, cuando los orizos, en su mayoría, están verdes y no han abierto espontáneamente, por lo cual, para extraer las castañas, tienen que ser pisados y abiertos con los pies. Aquellos hombres prehistóricos consideraban que las castañas no eran frutos producidos por su trabajo, sino por la divinidad, por lo que en principio, a ésta pertenecían. También se asaban y consumían en honor de algún santo patrón, siendo el más conocido el practicado en torno a Todos los Santos. La noche de difuntos se dejaban todas las puertas abiertas para que entrasen las ánimas a calentarse.