Prepárate para la que viene

El tiempo de Adviento llama a la puerta. Mañana es el primer domingo y con él nos echamos a los caminos para preparar la venida de la Navidad. Y como esperanza de su segunda venida, al final de los tiempos. Ambas presencias se juntan a la hora de preguntarnos en qué nos afectan. El Señor viene a instaurar su Reino y eso no nos puede dejar indiferentes, adormilados en una sociedad de la opulencia y de la insolidaridad. El Señor llega y hay que facilitarle su desembarco en nuestra historia. Por eso los profetas hablaban de allanar valles, enderezar sendas, quitas obstáculos. O sea, de cambiar de vida. O dicho de otra manera, pensar, sentir y actuar de modo que el regalo de su presencia suponga un horizonte despejado y feliz para el género humano. Y aquí es donde podemos recuperar algunas afirmaciones del domingo pasado, que fue solemnidad de Cristo como Rey del Universo: ese nuevo horizonte es el Reino de Dios que se nos viene encima. Y no como una amenaza, sino como un alborozo. ¿Saben por qué? Porque es un Reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz. Nada más y nada menos. ¡Casi nada! Como para no entusiasmarnos y poner toda el alma en hacerle sitio. Si es que no nos ha abotargado la miopía de un reino del dinero, del placer y del egoísmo. Otras cosas, que también son signos de adviento. La Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno con sede en Santa Nonia, en la capital, intensifica su apertura al ejercicio de la caridad. Para el 22 de diciembre anuncia una Gala Benéfica de Navidad a favor de la Fundación de los Donantes de Sangre (Fundaspe), en la que intervendrán numerosos grupos y personas del ámbito de las artes y los medios de comunicación de la ciudad. Los responsables de esta agrupación penitencial muestran así el compromiso social desde su fe cristiana. Para el día 8, lunes, solemnidad de la Inmaculada, se anuncian los actos de clausura del centenario del templo parroquial de La Pola de Gordón. Ese día culminarán una serie de actividades que se vienen celebrando desde agosto. Los últimos han sido, en esta semana que termina, unas catequesis de formación acerca del significado y los compromisos de pertenecer a una comunidad cristiana como es la Parroquia. Hace unas fechas se reunieron 55 jóvenes, convocados por el Centro de Pastoral Juvenil de la diócesis de Astorga, en Las Ventas de Albares, cerca de Bembibre. Tuvieron su tiempo de festejo profano, con magosto y todo, y pudieron reflexionar sobre su compromiso de cristianos jóvenes en tiempos de indiferencia. De vez en cuando ocurren eventos como éste: el P. Eutimio Martino, jesuita, natural de Vierdes, en Sajambre, profesor que fue de Comillas y conocido por sus novedosas hipótesis históricas, recibió, hace unos días, un homenaje del Aula Picos de Europa, con ocasión de haber celebrado, en Oseja de Sajambre, el XIII Curso de Economía Leonesa, en el cual intervino con una ponencia sobre «El hombre en los Picos de Europa». El P. Martino ha sido en toda su vida un ejemplo claro de cómo la síntesis de Fe y Cultura hace caminos más humanos. En tiempo de Adviento se han ido al encuentro del Señor dos sacerdotes. De Astorga fue don Alejandro Gutiérrez Cid, fallecido en Ponferrada el día 13 de noviembre, a los 79 años de edad y 52 de ministerio. Estrenó su sacerdocio en la comarca de Valdeorras y fue párroco muchos años de Corullón, hasta que la enfermedad le hizo retirarse. Tuvo especial carisma para animar las peregrinaciones, especialmente a Fátima y Lourdes, como método de evangelización y acercamiento a los alejados de la fe. De León fue Don Donato Treceño Rodríguez, quien falleció el día 17 de noviembre, después de una larga situación de imposibilidad física para ejercer el ministerio. Había nacido en Villacelama, tenía 68 años de edad y había sido ordenado en 1959. Fue párroco de Suañe y Canalejas de Almanza y coadjutor de Boñar. Cuando tuvo que retirarse era párroco de Villanueva de las Manzanas y Riego del Monte. Los últimos años de su vida los pasó en la Residencia de Mensajeros de la Paz de La Bañeza, donde falleció. Descansen en el abrazo de quien salió a su encuentro.