Anfibios y reptiles de Castilla y León

El rico patrimonio natural de Castilla y León se ve también reflejado en la variedad de herpetofauna (anfibios y reptiles), tanto por el número de especies como de taxones, que son una muestra de la variabilidad genética dentro de cada especie. Estamos actualmente en un momento histórico en la herpetología española, primero porque en las últimas décadas ha crecido el conocimiento de la distribución y biología de las especies, así como el número de expertos y aficionados y, segundo, porque está aumentando el interés de la sociedad y las administraciones por estos grupos de vertebrados, antes olvidados, y de los que se está empezando a comprender su importancia como bioindicadores de la salud de los sistemas ecológicos y su papel fundamental en las redes alimenticias. Los anfibios y reptiles presentan algunas características que los hacen más vulnerables que otros grupos de vertebrados a las alteraciones ambientales. Los primeros, por ejemplo, pueden ser considerados como buenos bioindicadores debido a sus particularidades anatómicas, con pieles en general bastante permeables a los agentes químicos, ciclos biológicos que combinan fases terrestres y acuáticas y complejas interacciones en los ecosistemas. Además, tanto unos como otros, están estrechamente ligados a sus hábitats y biotopos de reproducción debido a su escasa movilidad, lo que les hace especialmente sensibles a cambios locales concretos que impliquen la alteración, contaminación o destrucción de sus hábitats. Con el fin de elaborar un Catálogo actualizado de especies y subespecies de anfibios y reptiles de Castilla y León, el profesor de Zoología de la Universidad de Salamanca, Miguel Lizana, junto a un amplio grupo de colaboradores, ha realizado durante los últimos años una exhaustiva investigación que ha dado como resultado la cita de 22 especies de anfibios (8 urodelos y 14 anuros) y 31 de reptiles. Estas cifras reflejan la riqueza herpetológica de la Comunidad al representar el 81,5% de los anfibios y el 75,9% de los reptiles a nivel nacional. Además, se advierte que como los datos comparativos son cambiantes al existir especies recientemente descubiertas, el catálogo de anfibios y reptiles es un documento dinámico que debe adaptarse constantemente a los nuevos conocimientos sobre la taxonomía, distribución y estado de conservación de las especies y subespecies. Igualmente, aunque hay zonas de la geografía regional que han sido más estudiadas, bien por la presencia de Facultades de Biología (Salamanca, León) o por contar con herpetólogos desde hace décadas (Burgos, Soria), la ausencia o escasez de datos hace necesario realizar muestreos intensivos en el sur de León, Palencia, Valladolid, norte de Ávila, y Salamanca, oeste de Segovia y este de Soria. Lo mismo sucede en aquellos territorios donde confluyen las regiones eurosiberiana y mediterránea y/o son zonas límite para varias especies o subespecies o zonas de presencia de algunas de las nuevas que han sido descritas (el Moncayo, en Soria, las Sierras del Sistema Ibérico en Burgos y Soria, las zonas de confluencia del Sistema Ibérico y Sistema Central), además de las sierras abulenses de Guadarrama y Somosierra, y las sierras del noroeste de Zamora y León, en la confluencia con Galicia.