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Justitos en DerechosHumanos
Muchos se quiebran por un orden socioeconómico mundial injusto; otros se vulneran a punta de pistola. El comercio y tráfico de armas alimenta guerras y perpetúa la pobreza
Más de 1.500 personas murieron ejecutadas el año pasado en todo el mundo y más del doble recibieron sentencias de muerte que les depararán igual fin. Más de 800 millones de almas se mueren de hambre en el planeta, 250 millones de niños trabajan como adultos y otro millón largo es víctima de esclavismo, tráfico sexual o laboral. Más de medio millón de mujeres fallece cada año en el parto o durante la gestación en los países en desarrollo, y es incalculable la cifra de las que, en todo el orbe, sufren maltrato y violencia de distinto signo. En medio de estas pinceladas del horror que ayer se recordaron en el Congreso de los Diputados, el grado de cumplimiento de los derechos humanos no pasa de discreto tirando a mal. Apenas un aprobado raspado, «un cinco», en palabras Baltasar Garzón. El juez se sumó al acto institucional con el que las Cortes conmemoraron el 55 aniversario de la Declaración Universal. La convención goza -dijo el magistrado- de «buena salud» pero es «manifiestamente mejorable». Muchos derechos humanos se quiebran por un orden socioeconómico mundial injusto; otros se vulneran a punta de pistola. Un estudio de la Universidad de Oxford estableció en 2001 que cada minuto cae una persona víctima de las armas. Es la segunda causa de muerte en África después del sida. El comercio y tráfico de armas alimenta guerras, abre conflictos, perpetúa la pobreza y alienta la represión. Circulan por todo el mundo 639 millones de armas ligeras, una por cada diez personas. Ambas organizaciones recordaron al Gobierno español su contribución a esta espiral siniestra. España suministra armamento a países que transgreden cada día el espíritu y la letra de la Declaración Universal; Arabia Saudí, Turquía, Angola, Tailandia o Israel, entre otros, a pesar de haber suscrito en 1998 el Código de Conducta de la UE que prohíbe transferir armas a países «embargados, inestables, que no respetan los derechos humanos, a países con problemas de desarrollo o en los que exista riesgo evidente de la reventa de esas armas a un tercer país». Todos los grupos parlamentarios se sumaron a la propuesta de AI e Intermón. Firmaron simbólicamente la postal gigante que las dos organizaciones exhibieron. «Las palabras que hemos escuchado son esperanzadoras; ahora hay que ser consecuentes y empezar a poner freno a las exportaciones de armas españolas a países con numerosas violaciones de los derechos humanos», dijo Eva Quintana, responsable de la campaña de Intermón Oxfam. 1397124194