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| Reportaje | Espacios Naturales |

Un cañón de escarpados farallones Algunos consejos

El Cañón del Río Lobos es una formación rocosa de 18 kilómetros de longitud, un precioso paisaje labrado por la incisión fluvial con paredes de más de 100 metros

Publicado por
Y. C. Álvarez - león
León

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Situado en las sierras de pie de monte que separan las estribaciones de la cordillera Ibérica y la alta meseta del Duero, el Parque Natural del Cañón del río Lobos ocupa una extensión de 9.580 hectáreas, que comprenden la parte occidental de la provincia de Soria en su límite con la de Burgos. Se trata de una formación rocosa caliza de unos 18 kilómetros de longitud, donde la incisión fluvial ha modelado un hermoso paisaje con imponentes paredes verticales de más de 100 metros de altura. En el interior de la masa caliza se ha originado un laberinto de cuevas de distintos niveles, algunas de las cuales están comunicadas por profundas simas y caracterizadas por la presencia de atractivas estalactitas y estalagmitas. La cueva de la Galiana o la del Carlista poseen gran interés espeleológico. Este bellísimo paraje fue una de las primeras zonas protegidas de Castilla y León, siendo declarado Parque Natural por la Junta en 1985 y Zona de Especial Protección para las Aves en 1987. Aunque comprende siete términos municipales, en el interior del espacio natural no existe ningún núcleo de población. Valores naturales El proceso erosivo que se produce en el Cañón del río Lobos es consecuencia de la interrelación de varios factores, como la estructura y naturaleza de la roca caliza, la existencia de un terreno impermeable bajo el macizo calizo y la alternancia en el clima de períodos secos y lluviosos. También influye de forma importante la erosión del viento junto con la acción que el agua ejerce al penetrar por las grietas de la roca provocando su disgregación. El hundimiento del lecho al ceder las grutas subterráneas, origina las características zonas cóncavas en los flancos del cañón, que son muy llamativas por los teñidos de óxidos y aguas que escurren. La diversidad geológica de los estratos ha dado lugar a asociaciones florales intrínsecas con cada uno de ellos. Así, las especies arbóreas más representativas de la llanura son el pino negro y la sabina, junto con especies aromáticas como el tomillo real, el espliego y la salvia, mientras en los matorrales asociados destacan enebro, gayuba y aliaga. La vegetación de ribera está formada por chopos, alisos y sauces y en los arroyos destacan las grandes hojas flotantes de los nenúfares, la espadaña y la olorosa menta acuática. En los cortados, debido a la escasez de suelo, existe una importante muestra de especies a proteger, que lentamente van siendo capaces de arraigar, subsistir y reproducirse, creando condiciones más favorables. Aunque se han registrado hasta 200 especies de vertebrados y teniendo en cuenta que el acantilado es el paisaje característico, sus paredes, repisas y oquedades constituyen un singular refugio de aves como buitre leonado, águila (real, culebrera, perdicera y calzada), cernícalo, halcón peregrino y azor, en cuanto a las diurnas. Búho real y chico, lechuza, cárabo y mochuelo, son las nocturnas más representativas. Hay también especies propias de ríos y arroyos como el ánade real y el martín pescador, así como alondra común (en el medio estepario) o picogordo (en bosques). Con el fin de informar y explicar los diferentes procesos que se pueden contemplar en el Parque Natural, se ha habilitado como Centro de Interpretación el antiguo edificio de la Piscifactoría de Ucero (Soria) donde, a través de paneles, maquetas, audiovisuales y especialistas, se intenta acercar al hombre a la naturaleza, sin que suponga un grave impacto a los ecosistemas. Es importante informarse antes de realizar cualquier actividad, para aclarar dudas y comprender los valores del lugar que se va a visitar. Para asegurar la conservación del espacio natural los visitantes deben tener en cuenta algunas consideraciones como no hacer ruidos innecesarios, no recoger ni capturar plantas y/o animales y no abandonar basuras. La época idónea para la visita es el otoño y se recomienda llevar buen calzado, ir provisto de agua y gorra (en verano) y tener precaución con los agujeros de las simas, por lo que se debe andar con cuidado y evitar la noche. También hay que ser prudente al acercarse a las paredes del cañón por la posibilidad de despeñarse o por la caída de rocas. Se pueden hacer diferentes rutas tanto por el Parque como por los alrededores, que también cuentan con una buena oferta en valores naturales, recursos histórico-artísticos, curiosidades populares y servicios. El recorrido más habitual es desde Ucero hasta la Ermita de San Bartolomé, aunque si se quiere caminar más se puede recorrer el cañón en su totalidad. En las zonas situadas en el corazón del Parque hay que procurar ser mucho más respetuoso pues no pueden soportar grandes presiones de visitantes. Para más información: Centro de Interpretación de Ucero (SO): 975363564.

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