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M. C. - león
León

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Un nuevo proyecto de investigación electrónica, va a permitir incorporar a un juguete educativo una tecnología que hasta ahora sólo se utiliza en sofisticadas aplicaciones de seguridad. Se trata de un filtro óptico y un detector síncrono de luz que detecta la presencia de tintas especiales en cantidades mínimas. Aunque su primera aplicación va a ser el juguete, su sencillez y bajo coste permitirá utilizar el sistema en otras muchas aplicaciones como la protección de las marcas mediante el descubrimiento de falsificaciones y la lectura de códigos de barras ocultos. El sistema funciona a muy bajo voltaje, prácticamente a cualquier nivel de iluminación y se puede incorporar fácilmente a cualquier producto en la línea de producción. El juguete, llamado Contactor, consiste en un «gusano de luz» que sólo brilla cuando circula por determinados tramos impregnados de unas tintas especiales invisibles a simple vista. Las tintas se aplican por litografía, reflejan la luz emitida por una fuente de iluminación y el reflejo lo recoge el detector. El Contactor, que comercializará en toda Europa Ravensburger, el mayor fabricante europeo de juegos y puzzles, está dirigido a los niños más pequeños y responde con la luz y sonidos si el niño acierta la respuesta correcta a una pregunta. Marc Borrett, director general de Innovision, ha dicho: «Nuestra misión es llenar el hueco entre el laboratorio y la tienda. El Contactor es un juguete inteligente que incorpora nuevas tecnologías». Una vez desarrollada esta tecnología de detección óptica para un mercado como el del juguete, se va a estudiar su aplicación a otros sectores como el de la seguridad y protección de las marcas.

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