Diario de León

Los tres intentos de conexión con la sonda destinada a posarse en Marte fueron infructuosos

La Agencia Espacial Europea casi da por perdido al módulo «Beagle 2»

El ingenio debía de haber desplegado ya sus paneles solares para recargar sus baterías

Imagen ficticia del amarraje del «Beagle 2» en Marte, efectuada por la Agencia Espacial Europea

Imagen ficticia del amarraje del «Beagle 2» en Marte, efectuada por la Agencia Espacial Europea

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Arantza Prádanos - madridnueva york
León

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Ni los acordes pop de Blur, ni siquiera un escueto «bip-bip». Sólo el espeso silencio marciano. Los ingenieros y responsables científicos de la Agencia Espacial Europea perdieron ayer casi todas las pocas esperanzas que quedaban de entablar contacto con el Beagle 2 , el módulo de la misión Mars Express llamado a estudiar sobre el terreno la geología de Marte. «La suerte del Beagle 2 sigue siendo incierta; el radio telescopio gigante Lovell de la ESA en Jodrell Bank (Cheshire, Reino Unido) no ha captado ninguna señal de la nave». Eran las once de la mañana y en el centro de operaciones de la ESA en Darmstadt aún confiaban en el último cartucho, un tercer intento de conexión con la sonda ocho horas después, gracias al ultrasensible receptor del telescopio británico. Pasadas las siete de la tarde, a las 19:14, una nueva pasada de la sonda estadounidense Mars Odyssey , que orbita alrededor de Marte, aguzó los receptores al pasar por el lugar donde se cree que llegó a aterrizar el Beagle 2 , Isidis Planitia. Una hora después seguía sin llegar ningún signo de actividad marciana. En sucesivos comunicados, los responsables de la Agencia Espacial Europea trataron de contrarrestar el pesimismo que ya ha empezado a cundir con el anuncio de nuevas pruebas a lo largo del este fin de semana, de nuevo con el radio telescopio Lovell, e incluso con la ayuda de la antena receptora de la Universidad de Stanford, en California. Sin embargo, el «Beagle 2» tiene las horas contadas antes de quedarse sin baterías y enmudecer para siempre sin haberse estrenado. Según el plan de amartizaje, la sonda terrestre debía haber desplegado sus paneles solares para recargar potencia instantes después de deprenderse de los air bags y los anclajes de sujeción. El «padre» del Beagle 2 el británico Collin Pillinger, recalcó ayer, con un optimismo obligado, que el módulo «puede cuidarse de sí mismo durante veinte días o tal vez más», aunque son pocos los que confían en una capacidad tal de supervivencia. Antes de pensar que la pequeña nave se ha estrellado contra la superficie marciana después de un brutal impacto, o desintegrado por un error en el ángulo de entrada en la atmósfera de Marte, Pillinger apuntaba otras hipótesis para explicar su mutismo. Pudiera haber amartizado en un lugar imprevisto; la antena podría haberse golpeado y no puede desplegarse por completo; o bien existe un fallo de conexión entre el Beagle 2 y la sonda orbital de la NASA Mars Odyssey , encargada de transmitir los primeros mensajes del ingenio europeo. «La llegada de la Mars Express »es un gran éxito para Europa y para la comunidad científica internacional. Ahora, sólo esperamos un señal del «Beagle 2» para hacer de estas Navidades las mejores que pudiéramos esperar», animó David Southwood, el director de Programas Científicos de la ESA, en las horas de incertidumbre por la suerte del robot, que no da ninguna señal.

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