Nada será igual

UN TRIBUNAL noruego acaba de liberar a Jon Johansen, conocido como DVD Jon y considerado un héroe para una gran parte de la comunidad de locos informáticos del mundo. DVD Jon inventó hace cinco años, cuando tan sólo contaba con 15 de edad, un pequeño programa que servía para romper la protección anticopia de los DVD. Este programa, llamado DeCSS, pronto se convirtió en una peste letal para la industria cinematográfica. Millones de DVD comenzaron a ser desprotegidos y sus copias a circular comprimidas a través de Internet. Viéndose en un callejón sin salida, los estudios de Hollywood demandaron a Jon, quien afirmaba que él sólo había escrito un código informático, como el poeta que escribe un poema o el músico que compone una canción. El tema pronto se convirtió en un asunto de libertad de expresión, esta vez, libertad de expresión de código informático. Al final, la industria cinematográfica no ha podido vengarse de su desgracias en DVD Jon, como la musical está perdiendo la guerra del pirateo de música que decenas de millones de usuarios practican cada hora a través de Internet o realizan en las calles en los países del tercer mundo. Tras acabar con redes de intercambio tipo Napster, la industria musical poco está pudiendo hacer contra las que la han sustituído, como Kazaa o eMule, que ya no se conectan a un servidor central -al que pedir responsabilidades- sino que enlazan directamente a decenas de millones de usuarios entre sí. En España, los -muchas veces autodenominados- artistas han terminado imponiendo un cánon por la compra de discos compactos vírgenes, discos que tienen muchas más aplicaciones que la de grabar música. Tan conciencidados y solidarios en tantas cosas, nuestra progresista artistería calla al recibir inesperados millones provenientes de esquilmar tanto a sus fans como a quienes no les tragan, repentinamente todos convertidos en delincuentes a quienes cobrar por anticipado derechos por el uso presuntamente ilegal de sus ordenadores. La tecnología digital lo ha cambiado todo. Quienes dudaban de que se trataba -y se trata- de una revolución, aquí tienen una de las muchas pruebas que lo demuestran. Nada será igual a partir de ahora.