| Visto y oído |
Fachadas con estilo propio
El grupo leonés Café Quijano ya puede presumir de fachada, y es que ya han finalizado las obras de restauración del exterior del edificio que el trío leonés adquirió en la renombrada calle de Ordoño II. Aunque no se sabe si el edificio ya está acondicionado por dentro para comenzar a grabar allí los próximos éxitos de este grupo. Parece que la intención de los hermanos es la de utilizrar este edificio como vivienda y como estudio de grabación. Por otro lado, unas misteriosas pintadas han aparecido en las calles de La Bañeza. Y es que ya se está haciendo famoso este personajillo que está en uno de los solares cercanos al Ayuntamiento. Ya tienen la fachada Ya han finalizado las obras de reparación del comentado inmueble de la calle Ordoño II, que servirá de vivienda para Los Quijano y que tambuén albergará un estudio de grabación. Respecto al estudio uno de los hermanos comentaba que «estamos tratando de acondicionarlo de cara a la grabación del próximo disco, porque nuestra intención es grabar aquí todo lo que se pueda. Si la cosa va bien y todavía tenemos un margen de tiempo para hacer el remate final». En el momento de la adquisición, Manuel Quijano señaló que lo utilizarán para sus grabaciones y posteriormente verán si le dan uso para otros compromisos. A pesar de todo, y aunque ya está lista la fachada aún se desconoce la fecha de cuándo estará acondicionado el edificio completo para comenzar a realizar allí las grabaciones. El optimista impenitente «Feliz día», desea al viandante el monigote que apareció una mañana pintado en la pared de un solar anexo al Ayuntamiento, en la calle de Manuel Diz, en pleno centro de La Bañeza. El peatón, que parece tener bastante prisa lo mira y, absorto en la rutina. El caso es que el mismo personaje se ve en alguna que otra pared de la ciudad, pero en estas clonaciones no lanza al caminante ningún mensaje. Frente a la mera presencia del monigote en otras paredes, en la de Manuel Diz parece querer animar a los bañezanos en su trajín diario de trabajo. Por eso es posible que lo dibujara un optimista impenitente.