Los cultos automovilísticos de Hergé
Además de la hilarante viñeta del Asunto... en la que el italiano Benedetto (y mil nombres más...) saca todo el partido al precioso Aurelia B20, uno de los iconos automovilísticos de Lancia, es posiblemente en Tintín en el país del oro negro donde Hergé pondrá mayor énfasis automovilístico. Todo comienza con Hernández y Fernández a bordo de un «explosivo» Citroën 5CV (el 2CV también sería uno de los habituales en manos de los «extraviados» detectives) que después pasarán a conducir (vueltas y más vueltas) un Jeep en las arenas del desierto... con espejismo incluido. Incluso en las viñetas finales del álbum puede reconocerse perfectamente un Lancia Aprilia (Berlina 238 / 238 Lusso, 1936-39) con el que Tintín logra dar caza al malévolo profesor Smith que, a la sazón, se había atizado al volante de un impresionante Cadillac. En fin... tampoco dejen de lado la maqueta, el coche de juguete perteneciente al exasperante príncipe Abdallah (alter ego de Faisal II, hijo de Faisal) que «conduce» el mismísimo Milú: un Bugatti 35 en miniatura, toda una joya.