Diario de León

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NO CORREN buenas brisas para hinchar el gran velamen de la libertad. Hay calma modorra y tienen la independencia agarrada por las orejas. La libertad es algo que no gusta a quien tiene el poder por el rabo y el miedo a perderlo en el cuerpo; el sartenazo no les basta; quieren además el aplauso; y si no lo obtuviesen, se compra o se unta con fondos de reptil y silbidos de culebra. Roma sí paga a traidores. En la información se nota. Jamás en otro tiempo hubo tanta fluencia e inmediatez de las noticias, tanta capacidad tecnológica para la averiguación o el contraste y, sin embargo, nunca se vio tan escaso combate informativo, tanto asentimiento, cabezada y dóblate. Hay medios de comunicación que parecen tiendas; y no pocos es lo único que son. Nos comentaba estas Navidades Santiago Rey que jamás en su larga vida patroneando periódicos y editando altavoces de la realidad se había encontrado con el recorte de libertades y los chantajes a que se ve sometida hoy la información y el periodismo. Y proclamó su voluntad de combate por la independencia y la libertad de expresión, la circulación de ideas, la autonomía del informador. Santiago Rey preside la Corporación Voz, a la que pertenece este diario, y aunque en este país algo cainita se esquinen esfuerzos y se oculten logros, el reconocimiento le ha llegado de lejos y con admiración fundada, pues a La Voz de Galicia la han honrado y revalidado con el prestigioso premio periodístico «por la Libertad y el Futuro» que concede la alemana Fundación de los Medios de Leipzig. El jurado estimó que La Voz «resistió presiones políticas y demostró de manera ejemplar la fuerza y la necesidad de una prensa libre e independiente» en la cobertura informativa de todo el triste y pringoso episodio del Prestige, «resistiendo con su cobertura crítica y exhaustiva a los intentos del Gobierno y de las autoridades locales de minimizar la catástrofe». Pero quien la hace la paga, pensaron algunos despachos, y los castigos, los agravios o los silencios no se hicieron esperar. Pero ante el chantaje sólo caben dos posturas. No sabes cómo celebro que el patrón no se nos arrugue y salga del embate fortalecido en sus convicciones, reafirmado en apostar por ser libre. Si no es por la libertad y el bien común, esto del periodismo no merece la pena, da simple asco.

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