El piloto catalán comenzó hace ocho años su participación en esta prueba, cosechando más heridas de guerra que victorias deportivas.
En 1996 y 1997 su trayectoria fue similar. A pesar de que llegaba a ponerse líder en alguna etapa de la prueba, graves caídas le obligaban a abandonar. En la primera participación se salió de una curva y al año siguiente se dislocó una clavícula
Los abandonos no siempre fueron a costa de su salud. Así, en 1998 fue la máquina de Roma la que dijo basta.
Al año siguiente, su actual director de equipo, Jordi Arcarons, levantó una piedra del suelo con su moto cuando Roma le seguía muy de cerca. El piloto sufríó en esta ocasión una fractura de pulgar en ocho partes distintas.
En el 2000 tampoco ganó pero el pelotón motociclístico le consideró el vencedor moral. El catalán era el líder destacado a sólo dos días para el final. Pero su moto volvió a pararse en mitad de la arena y aunque acabó la etapa, perdió mucho tiempo.
El resto de competidores se inventó un premio especial para reconocerle como el verdadero vencedor, pero para «Nani» Roma quedaba la desgracia de haber perdido una nueva ocasión.
Al año siguiente la situación no mejoró. Su moto se le cayó encima cuando viajaba por Mauritania y le dejó la secuela de varias semanas con la pierna derecha escayolada.
La culminación de su mala suerte llegó en 2002 cuando siendo segundo en la general se vio obligado a abandonar a las puertas de Dakar.
El año pasado el catalán partía como uno de los favoritos en París, pero numerosos problemas le dejaron sin opciones.
Por fin, Roma ha conseguido su sueño y con el equipo Repsol a sus espaldas y una moto de primer nivel ha conseguido imponerse en el rally más selectivo del mundo tras ocho años de desilusiones.
Esta victoria supone un justo premio para el piloto catalán que nunca ha cejado en su empeño de llegar a Dakar el primero.